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Fueron las primeras tituladas, las primeras administrativas, las primeras catedráticas, jefas de servicio, profesoras, auxiliares, directoras, operadoras, delegadas... en una institución donde ser mujer, en sus inicios, era algo excepcional.

"Ya no se cuestiona que una mujer sea delegada en una universidad politécnica", afirma satisfecha Inés Sánchez, primera responsable de la Delegación Central de la Universitat Politècnica de València (UPV), que ayer rindió homenaje a 70 pioneras que contribuyeron a abrir el camino hacia la igualdad en la institución.

"Me siento una absoluta privilegiada", señala Mª Ángeles Lluch, primera catedrática de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII-UPV), "ya que he podido hacer del conocimiento mi profesión. Cuando empecé, no era nada consciente de ser pionera, pero si vuelvo la vista atrás, pienso que las mujeres que pertenecemos a esa generación podemos sentirnos orgullosas por haber dejado nuestro grano de arena para que ahora, a las mujeres jóvenes, les resulte todo un poco menos difícil".

"Fuimos las primeras en incorporarnos a un mundo reservado para los hombres"

"La UPV ha sufrido un cambio impresionante", relata Matilde Celma, una de las primeras profesoras que tuvo la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática (ETSINF-UPV). "Fuimos las primeras en incorporarnos a un mundo reservado para los hombres y profundamente masculino. El verdadero mérito está en haber contribuido a que ese mundo sea más igualitario y deje de ser un territorio sólo para hombres".

Honores, también, para las que ya no están

Belén Arrogante, conductora del acto, quiso hacer partícipes del mismo también a mujeres ya fallecidas como Juana Portaceli, única mujer de su promoción y primera médica que trabajó en la UPV (de hecho, primera que lo hizo en una universidad española), cuyo centro de salud lleva actualmente su nombre; Mª Dolores Climent, primera profesora química de la UPV; o Francisca García, primera e histórica administrativa de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño (ETSID-UPV).

Incluso, yendo más allá, Arrogante hizo una mención especial a la primera perito químico española, Ana María Cegarra, cuya documentación de los años 20 ha aparecido en los archivos de lo que hoy es la Escuela Politécnica Superior de Alcoy de la UPV.

Tanto las que ya no están, como las que pudieron disfrutar de su merecido homenaje en vida, forman parte de la historia de la UPV, una institución mejorada gracias a sus aportaciones, una universidad que camina hacia la necesaria normalización de una igualdad justa y beneficiosa para el que debe ser el principal objetivo de cualquier institución educativa que se precie: hacer, del mundo que le rodea, un lugar mejor.

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