Motivaciones, adversidades y recompensas de la carrera docente. Magistrales 2025 conversan con el futuro profesorado sobre los desafíos de ser profesor.
Experiencia y entusiasmo es lo que se percibía en el encuentro que mantuvieron algunos de los magistrales 2025 con estudiantes del Máster Universitario en Profesor/a de Educación Secundaria. Durante la charla, el grupo abordó cuestiones como el papel que desempeñan las nuevas tecnologías en el aula, la desmotivación del alumnado o la capacidad creativa del docente y su responsabilidad.
La tarea docente
Álvaro Marcos se define como “un profesor un poco excéntrico” que baja la pizarra al patio para dar la asignatura en torno a un árbol, comienza las clases con música para meditar o inventa “cualquier otra frikada para ganarse la tan codiciada atención de los alumnos”. Imparte Matemáticas y Física en el Colegio Helios de La Eliana (Valencia), y es uno de los 25 magistrales de 2025; una iniciativa con la que la Universitat Politècnica de València (UPV) reconoce la labor de toda una profesión: la del docente de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos.

Por su parte, Amalia, Amparo, Jordi, Lidia, María Jesús, Nadia, Marta y Vicent cursan el Máster Universitario en Profesor/a de Educación Secundaria; título que se imparte en el campus de Gandia de la UPV. Son el futuro profesorado que, antes de iniciar su aventura docente, ha buscado el consejo del maestro vocacional.
Entre pantallas y pizarras
La irrupción de las nuevas tecnologías ha provocado un cambio a la hora de acceder a la información. Esto, aplicado en el campo de la enseñanza, supone una modificación en el rol del docente. Así que, hay que adaptarse a los nuevos tiempos y buscar sorprender al estudiante. “Sinceramente, creo que ahora las cosas son más complicadas”, aseguraba Álvaro Marcos. “Los profes ahora lo tenemos mucho más difícil, pero es porque ahora los alumnos lo tienen más difícil. Nosotros tenemos que competir contra vídeos de TikTok de 20 segundos. Sus cabezas no están preparadas para aguantarnos, y aun así lo intentan”.
Para ser un buen profesor o una buena profesora no basta con tener solo conocimientos de la materia que se imparte. “A mí siempre me da miedo lo importante que podemos llegar a ser”, reconocía Álvaro Marcos, “cómo podemos marcar a una persona para toda su vida, tanto para bien como para mal.” Y es que, ser profesor implica muchas cosas. Supone contribuir a la maduración de otras personas, inculcarles valores y herramientas para moverse en el mundo, prepararles para abrirse camino profesionalmente.
Para muchos es la profesión más bonita del mundo. Los magistrales 2025 coinciden en ser felices en sus trabajos. Ningún curso es como el anterior, y el próximo: “todo un reto”, pero sumamente gratificante.