Como ocurre en la Fórmula 1, en la competición iGEM hay también varias tandas de entrenamientos. Desde que los aspirantes se registran hasta que les llega el turno de la presentación, pueden transcurrir varias jornadas intermedias. Son, como si dijéramos, las sesiones libres, una sucesión de series a la manera de la Q1, Q2 y Q3, en las que los equipos permanecen en pista dándolo todo para conseguir la anhelada pole en la parrilla de salida.
La UPV lleva ya dos días calentando motores. 48 horas predicando a diestro y siniestro, repasando al detalle la puesta en escena, afinando al milímetro la máquina Printeria. Son ya muchas vueltas de formación arriba y abajo del salón de convenciones, atendiendo requerimientos, escuchando consejos, fraternizando sin tregua con rivales locales y visitantes.
Y, por fin, mañana, a las 11 (hora de Boston, 17 h en España), el equipo entero saldrá a escena para defender el proyecto realizado en estos últimos meses. Será en la sala 304, en una terna de comparecencias junto a las escuderías de DLUT China B y Waterloo. Al terminar, los jueces los acompañarán hasta la zona de expositores, para interrogarles sobre cualquier fleco que haya quedado sin resolver en la charla.
El mismo nivel que en los congresos profesionales
Rodrigo Ledesma, el biotecnólogo e ingeniero químico de Salamanca que coordina al equipo del Imperial College de Londres, opina que en la competición de este año hay mucho nivel. Más que en la mayoría de congresos profesionales de investigación puntera. Y tanto merchandising como en aquellos. Globos, bolígrafos, piruletas, chapas, llaveros, pulseras, galletas, peluches y un largo etcétera de artículos de promoción para intentar destacar entre tanta sobreoferta.
Y es que en iGEM, como en la gala de los Óscars, la Comic Con de San Diego o la Super Bowl, se lleva el espectáculo. El show forma parte del ADN de los Estados Unidos. Por eso, no es difícil cruzarse a un estudiante disfrazado de piojo o de abeja. O a un presidiario con traje a rayas publicitando Gelcatraz, "el hidrogel que impide la fuga de bacterias". Hay equipos que han compuesto un jingle, un eslogan musical pegadizo del que no hay manera de desprenderse, y otros que han creado un vídeojuego de marcianos.
De Kampala a Boston
Y luego está Alex Kyabarongo, alumno de la Universidad de Makerere en Uganda, el único participante africano en el concurso. Alex ha viajado solo a Boston, a pesar de que en su proyecto han trabajado otros 12 estudiantes. Cuestiones del presupuesto. Ha llegado con su póster bajo el brazo, sin más bártulos ni cachivaches. En su presentación, ha explicado que el experimento no pudo progresar porque se rompió una pieza y no consiguieron encontrar repuestos en ningún establecimiento del antiguo protectorado británico. Ha apurado los 20 minutos de su charla .Y el jurado ha quedado fascinado por la calidad de su proyecto y la calidez de su sonrisa.
Cuentan que la Fórmula 1 llegó a tener equipos quijotescos como el Andrea Moda, Life o Eurobrun. Románticos, experimentales, heroicos, indomables. También ocurre en iGem. Por eso, ya seas el diseño más veloz de Ferrari o la versión más descabellada de Life, es importante recordar siempre la máxima de Aristóteles: "la dignidad no consiste en tener honores, sino en merecerlos".
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