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El sábado 14 es el día del reencuentro. Las dos mitades del equipo Hyperloop UPV por fin convergen en la soleada ciudad del sur de California. Hasta Los Ángeles vuelan los miembros más rezagados del grupo y, allí, se reúnen con la avanzadilla del batallón, que lleva ya una semana en Merced ultimando el prototipo. En total, suman una treintena de alumnos de distintas titulaciones de la UPV que, en esta semana, compartirán dos casas colindantes, a diez minutos de las instalaciones de SpaceX.

Unos y otros trabajan durante toda la noche del sábado en el porche de delante de las viviendas, tratando de acoplar piezas y elementos de última hora recién llegados de Valencia. Y, en la mañana del domingo, parten hacia las instalaciones de SpaceX, donde tiene lugar el pistoletazo de salida de la Hyperloop Pod Competition III.

Lo primero es lo primero. Antes de empezar, todos los equipos reciben una breve charla general de seguridad. A continuación, la organización ubica a cada universidad en su stand y los alumnos se encargan de dejar el espacio habitable para las siguientes ocho jornadas de competición.

Visitas guiadas y labores domésticas

Las normas del certamen indican que nunca puede haber más de 15 personas trabajando a la vez en cada box. Así que los miembros de la UPV se turnan los pases en función de las necesidades de cada momento. Unos cuantos privilegiados visitan el interior de las herméticas instalaciones de SpaceX. En unos días, otros pocos afortunados podrán conocer el túnel que The Boring Company, propiedad también de Elon Musk, tiene instalado a escasos metros de la de ingeniería aeroespacial. Mientras, la segunda unidad se queda en casa resolviendo problemas menores y ocupándose de las labores domésticas.

Finalmente, por la tarde, el equipo se presenta ante el jurado, compuesto por ingenieros de SpaceX, Tesla y The Boring Company, que examina por primera vez la seguridad y viabilidad de Valentia, el prototipo español. Y el pod causa muy buena impresión. Quedan por resolver algunas cuestiones pendientes (los tests de validación son extremadamente exigentes), que el equipo solucionará durante la noche y madrugada californianas ya en el taller improvisado en el jardín de las casas.

En cualquier caso, el objetivo del día se ha cumplido con creces y el equipo Hyperloop UPV se va a la cama agotado y feliz, con las primeras casillas verdes en su haber. Fin del primer día. Buenas noches, California. Buenos días, España.

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