El Instituto de Tecnología Química (ITQ) es un centro de investigación mixto creado en 1990 por la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Empezó su andadura con siete investigadores, liderados por los profesores Avelino Corma y Jaime Primo Millo, en unos locales habilitados en el aparcamiento de coches del campus de Vera. Hoy, el ITQ reúne a un equipo de 180 profesionales, del que un 53% son mujeres.
En aquel entonces, su presupuesto rondaba los 12 millones de pesetas (73.000 euros). Más de veinte años después, el ITQ maneja unos ingresos que superan los seis millones de euros y se ha convertido en un centro de referencia en el campo de los procesos catalíticos orientados a la energía, la sostenibilidad, la salud y el agua. A lo largo de su trayectoria, el ITQ ha desarrollado más de 139 patentes, de las que 48 responden a contratos de I+D gestionados directamente con empresas. De este volumen total, 91 son patentes UPV-CSIC y un total de 48 han sido licenciadas.
En 2012 recibió la Acreditación Severo Ochoa de excelencia científica
Hoy en día, el ITQ es un centro de investigación fundamental y orientada, dotado de los medios necesarios para desarrollar la misma en el campo de las tecnologías químicas y materiales. Por ello, en 2012, recibió la acreditación Severo Ochoa, un galardón de excelencia científica que otorga el Ministerio de Economía y Competitividad.
Este reconocimiento premia a los centros españoles que llevan a cabo investigación básica de frontera, es decir, aquella que se desarrolla en los límites del conocimiento; aborda asuntos controvertidos, de difícil respuesta, con metodologías atípicas y resultados inesperados; cuestiona el paradigma imperante; y alberga mucha incertidumbre sobre su éxito.
Pero, sobre todo, es la investigación que puede suponer un avance significativo que abra puertas a nuevos enfoques y formas de pensar, algo que pasa en muy contadas ocasiones si se trata de ciencia estándar. Y que, por ello, conlleva un alto riesgo de fracaso.
Por todo ello, el Instituto de Tecnología Química ha conseguido entrar en la élite y situarse entre los mejores del mundo en su disciplina. Y durante 20 años, ha contado con el recién nombrado Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, Avelino Corma, como director e indiscutible referencia.
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