Es una cuestión pluridimensional, con una gran afectación y presente en la primera línea del debate político: la posibilidad (o conveniencia, según la postura) de homogeneizar la prueba de acceso a la Universidad (PAU) en todo el territorio nacional. Al respecto, la Junta Rectora de CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) acaba de fijar su postura a favor de promover una homogeneidad de la prueba en todo el territorio nacional. Un posicionamiento que comparte la Universitat Politècnica de València (UPV), tal y como ha manifestado en los mismos términos en repetidas ocasiones.
Desde la UPV se considera esta medida “fundamental” para garantizar la igualdad de oportunidades del alumnado, independientemente de la comunidad autónoma en la que residan, y para asegurar una evaluación equitativa y justa que refleje de manera fiel sus conocimientos y capacidades. Como manifiesta el vicerrector de Internacionalización y Comunicación, Jose F. Monserrat, “una PAU común, respetuosa con las particularidades educativas de cada territorio, contribuirá a mejorar la cohesión del sistema educativo y a ofrecer una mayor seguridad y transparencia tanto al estudiantado como a sus familias”.
Además, la propuesta de CRUE, resultado de cuatro meses de trabajo por parte del grupo de Acceso y Admisión y resumida en un informe de cuatro páginas, incorpora la idea de “mostrar la equidad de las pruebas en todo lo que tenemos en común, pero que al mismo tiempo respete y represente lo propio de cada comunidad”.
La aportación se ha centrado en consensuar unos acuerdos tendentes a la estandarización de la prueba en toda España, bajo un “estricto” marco universitario, refleja el documento, desde la más absoluta independencia, y al margen de alguna otra propuesta alternativa que planteaba aplicarse solo a algunos territorios del estado, pero que, a juicio de los técnicos en la materia, “resultaba poco viable y conveniente para el estudiantado”, indica la organización.
La propuesta formulada abre una senda de homogeneización en la que se podrá profundizar más en sucesivas convocatorias. Además, plantea una transición progresiva hacia el nuevo sistema que permita al estudiantado su adaptación gradual y modular la posibilidad de preguntas opcionales, estableciendo el porcentaje mínimo de preguntas competenciales y fijando de manera general la forma de evaluar las faltas de ortografía y redacción.
Finalmente, en su convocatoria ordinaria, CRUE insiste en que las pruebas se realicen a lo largo de la primera semana de junio, preferentemente los días 3, 4 y 5. Este acuerdo básico se formula con la suficiente flexibilidad como para que cada distrito universitario pueda determinar cuántos días durará la prueba y cómo se distribuirán dentro de ella los distintos exámenes.
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