El ahorro medioambiental de una votación digital con respecto a una presencial es visible: sobre todo, se percibe en la eliminación del uso del papel. Además, se reducen costes, puesto que se genera un ahorro considerable de recursos materiales, personales, y de infraestructuras.
En las votaciones digitales, se requiere una única mesa electoral: no es pues necesario habilitar instalaciones en diferentes dependencias de la UPV, ni dotarlas de personas que las atiendan. Atrás queda también el traslado de urnas desde Alcoy y Gandia.
Además, el ahorro resulta muy destacable si se consideran los tiempos empleados en obtener los escrutinios.
Teniendo en cuenta todas estas circunstancias (el gasto realizado en las elecciones presenciales versus el gasto empleado en elecciones digitales) y según el informe en relación a la utilización del voto electrónico en las elecciones de la UPV, la inversión en el sistema de voto electrónico se amortizó a los dos años de su puesta en marcha. Desde entonces, se sigue produciendo un ahorro considerable en cada nuevo proceso electoral que utiliza el sistema.
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