Un equipo de investigadores del campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València (UPV), el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València (UV) y el Departamento de Investigación del Oceanogràfic, con la colaboración de la ONG Xaloc y la Generalitat Valenciana, trabaja en la actualidad en un proyecto de marcado y seguimiento vía satélite con el fin de estudiar el comportamiento, uso del hábitat y supervivencia de ejemplares de tortuga boba (Caretta caretta) mantenidos en las instalaciones del Oceanogràfic desde su nacimiento o durante su periodo de rehabilitación.
El marcado se realiza con transmisores por satélite para realizar un seguimiento de sus movimientos tras su suelta en el mar. El primer ejemplar liberado fue Lola, una tortuga boba juvenil que nada en libertad desde el pasado 25 de marzo en el Mediterráneo junto a dos compañeras de especie, tras recuperarse en el ARCA del Mar del Oceanogràfic de Valencia y en el Acuario de Sevilla.
Desde su suelta en la playa de Torrevieja - en un acto en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad -, cualquier interesado puede conocer la ruta que va siguiendo Lola en su viaje por el Mediterráneo a través de la web www.gandia.upv.es/investigacion (en Twitter, su etiqueta es #tortugalola).
Ocho tortugas bobas más, en peligro de extinción, se soltarán durante 2015
Lola es la primera de las nueve tortugas que se marcarán y soltarán durante 2015, dentro de un proyecto que pretende conocer los hábitos de esta especie en edad más temprana, durante los conocidos como 'años perdidos'. Saber cuál es el comportamiento de las tortugas, las zonas que recorren y donde se concentran es clave para proteger a este animal, en grave peligro de extinción.
El marcaje electrónico de la tortuga Lola está sirviendo como experimento piloto para el posterior marcado de las restantes ocho tortugas bobas, infantiles, nacidas el año pasado en la Comunidad Valenciana, y que se soltarán a finales de verano. Además, el viaje de Lola servirá para valorar el éxito de su regreso a su hábitat natural y el estudio de sus movimientos.
Placas de 26 gramos alimentadas por placas solares
Según apunta Eduardo Belda, investigador del campus de Gandia UPV, donde es profesor del Grado en Ciencias Ambientales, el marcaje electrónico de tortugas marinas infantiles es un reto: "En el Campus de Gandia, tenemos mucha experiencia en marcado de aves y especies marinas como los atunes, pero es la primera vez que marcamos tortugas. Las marcas que instalamos pesan tan sólo 26 gramos y están alimentadas con placas solares. Esto nos va a permitir estudiar por primera vez cuáles son las rutas de dispersión y el hábitat usado por las tortugas bobas nacidas en nuestras costas. Esta especie no nidifica de forma habitual en España, donde se conocen tan sólo seis puestas en los últimos doscientos años. Por ello, se trata de una oportunidad única".
Belda considera que, probablemente, las tortugas se desplazarán siguiendo las principales corrientes marinas que encontramos en esta área del Mediterráneo, y tenderán a concentrarse en lugares con elevada disponibilidad de su alimento, probablemente condicionadas por las características oceánicas en esas zonas.
Pueden vivir hasta los 60 años
"Si superan los peligros de su hábitat", prosigue Belda, "pueden ser muy longevas y vivir hasta 60 años. Suelen regresar a poner huevos donde nacieron, por lo que es posible que estas tortugas que soltaremos en septiembre, mantenidas desde su nacimiento en las instalaciones del Oceanogràfic, vuelvan a playas mediterráneas a desovar".
El estudio servirá también para evaluar el éxito del proyecto de cría en cautividad, y permitirá conocer la capacidad de supervivencia de la especie durante los meses inmediatamente posteriores a su reintroducción, que es el periodo más crítico.
Un proyecto pionero en tortugas juveniles
En el mundo sólo existe, según los investigadores, otro proyecto que haya permitido marcar y seguir ejemplares tan pequeños de tortuga boba en su primer año de desarrollo, realizado en Florida (Estados Unidos).
"Aunque en los últimos años se ha avanzado bastante en el conocimiento de esta especie en el Mediterráneo occidental, se desconoce en gran medida la biología y comportamiento de los individuos más jóvenes. Precisamente, el presente proyecto tratará de avanzar en estos conocimientos", indica Belda.
Positivo para reducir la mortalidad accidental en pesquerías
Asimismo, el investigador explica que existe una directiva europea "según la cual debemos proteger esta especie, pero para ello tenemos que conocerla, saber por dónde se mueve y se concentra. En la actualidad, la principal amenaza a la que se enfrentan estos animales son los seres humanos, no porque seamos depredadores, sino porque interactuamos con ellos, especialmente en la actividad pesquera".
"Si sabemos dónde están habitualmente, qué recorridos hacen", añade, "se pueden establecer estrategias de gestión para reducir su mortalidad accidental en pesquerías, es decir, disminuir la captura accidental y la muerte de los ejemplares en ellas".
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