Investigadores del Instituto de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (centro mixto de la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Valencia) han desarrollado un nuevo sensor colorimétrico que permite detectar de forma rápida, precisa y sencilla monóxido de carbono. La investigación es portada del último número de la revista Angewandte Chemie.
El monóxido de carbono (CO) es extremadamente peligroso, ya que es incoloro, inodoro, insípido y tóxico en pequeñas concentraciones y sólo puede detectarse con sensores. Tal y como explican desde el IDM, este gas se produce por la combustión incompleta de combustibles como gasolina, carbón, madera, etc. en aparatos como calderas, calentadores de agua, hornillos de cocina, etc. Puede provocar la muerte si se respira en concentraciones altas sin que el afectado se de cuenta, provocando lo que se conoce como muerte dulce.
El sistema desarrollado desde los laboratorios del IDM usa moléculas que contienen átomos de rodio. La interacción de estos metales con la molécula de monóxido de carbono origina un cambio de color (del violeta original a un tono amarillo-anaranjado) observable a simple vista incluso en concentraciones relativamente bajas de CO.
Se trata de una alternativa novedosa, ya que, tal y como explican los investigadores de la UPV, la mayoría de detectores comerciales actuales están basados en sistemas electrónicos y no en materiales que cambien de color y, además, presentan bajos niveles de sensibilidad y límites de detección altos.
Actualmente, los investigadores barajan diferentes aplicaciones, como por ejemplo, incorporar estas sustancias a una etiqueta en la que se visualice el cambio de color e incluso desarrollar un sistema que, ante la presencia de monóxido de carbono, genere una alarma acústica.
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