Elegir carrera universitaria no siempre es fácil. Hay quien lo tiene claro desde el principio: qué estudiar, en qué universidad y en qué ciudad. Pero a veces el camino no es tan directo. La nota no llega, las circunstancias cambian o, simplemente, lo que parecía buena elección, no lo es tanto. Y entonces toca tomar una segunda decisión. Y lo que se veía como un tropiezo, se convierte en una oportunidad.
Laura Sánchez es un buen ejemplo. Este curso se ha graduado en Comunicación Audiovisual en el campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València, aunque no fue su primera opción.
“Comencé en 2019 el Grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos en el campus de Vera. Me parecía interesante, pero no me entusiasmaba. Luego llegó la pandemia y nos mandaron a casa, lo que no ayudó”.
Después de dos cursos, y tras una situación personal difícil, Laura decidió dar un giro. “Sentía que necesitaba algo diferente, más creativo. Me costó contárselo a mis padres, pero me apoyaron desde el principio”.
Cambió de carrera, de ciudad y de vida. “Ha sido la mejor decisión que he tomado. El Grado en Comunicación Audiovisual del campus de Gandia es muy completo, te abre la mente a disciplinas que ni sabías que existían”.
¿Se arrepiente de la elección anterior? Nada de eso. “Para mí esos dos años fueron un aprendizaje. Me ayudaron a madurar y, sobre todo, a ser consciente de qué quería hacer de verdad”.
Miguel de Zulueta quería estudiar Ingeniería Mecánica en el campus de Vera de la UPV, porque su familia vive en València, pero no logró entrar por nota. “No me desanimé. Vi que en el campus de Alcoy también se ofrecía y decidí probar. Pensé que salir de casa podía ser una buena experiencia”.
Y lo fue. “Alcoy es una ciudad cómoda, con todo lo que necesito. El campus es más pequeño y eso facilita mucho la adaptación. En clase somos menos, el trato con el profesorado es muy personal y te conocen”.
También destaca el ambiente entre el estudiantado. “Hice amigos muy pronto, tanto en clase como en la residencia. Estoy tan a gusto que no me planteo pedir el traslado. Me quedo en Alcoy”.
Para María Llácer, el Grado en Ciencias Ambientales de la Universitat Politècnica de València fue un hallazgo. Su idea inicial era estudiar Biología, pero no logró plaza.
“Entré un poco de rebote, pero fue todo un descubrimiento”. Durante la carrera combinó la parte científica y tecnológica –Biología, Química, trabajos de campo y laboratorio– con formación en áreas sociales, económicas y jurídicas. “Me gustó mucho esa diversidad. Es una titulación con muchas salidas: puedes trabajar tanto en contacto con la naturaleza como en una oficina”.
Una década después, María dirige sistemas integrados de calidad y medio ambiente en la misma empresa donde hizo las prácticas durante la carrera. Y mantiene los vínculos con su universidad, donde la invitan a dar charlas a estudiantes.
“Creo que estudiar Ciencias Ambientales en el campus de Gandia de la UPV ha sido lo mejor que me podía haber pasado”.
María Fito es una estudiante que soñaba con cursar Biotecnología en la UPV. Tenía un expediente brillante, pero ese año la nota de corte fue demasiado alta. Así que se quedó en el Grado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la UPV.
“Descubrí una carrera con una gran variedad de salidas y me encantó”. Ahora está estudiando su segundo máster y quiere dedicarse a la investigación en calidad y seguridad alimentaria.
Juanjo Martín, el novio de María, tuvo una experiencia similar. “Quería estudiar Ingeniería Aeronáutica en la UPV, pero no entré”. Finalmente, se matriculó en el Grado en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática en la misma escuela. “La verdad es que mi experiencia ha sido muy buena. Siempre me ha gustado construir y montar cosas, y esta carrera ha encajado conmigo. Es muy práctica y aplicable al día a día. Con el tiempo, me ha parecido incluso más interesante que otras ingenierías".
Juanjo también está estudiando un máster en la UPV y, como María, ha dado sus primeros pasos en la carrera investigadora y quiere quedarse en la universidad para continuarla.
Según las estadísticas, el 46% de los estudiantes que hacen estos días la preinscripción universitaria no entrarán en su primera opción de carrera. Y, a pesar de ello, no será un fiasco. Lo que a veces se siente como un problema, puede ser la mejor manera de seguir avanzando.
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