Valeria Muller Tofiño ha obtenido el primer premio, en la modalidad de TFG/TFM, en la quinta edición de los “Premios a los mejores Trabajos Académicos relacionados con los ODS del Eje Planeta”, organizados por la Cátedra Cooperación y Desarrollo Sostenible (adscrita al Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente y financiada por la Vicepresidència primera i Conselleria de Serveis Socials, Igualtat i Habitatge de la Generalitat Valenciana).
Su TFM: “Estrategias para facilitar la inclusión de las personas con discapacidad visual en centros educativos Katmandú (Nepal)”, ha sido dirigido por Eva María Álvarez Isidro, Carlos José Gómez Alfonso y María Luisa Collado López, profesores de la UPV.
Valeria es licenciada en Arquitectura por la Universidad Mayor de San Simón, en Cochabamba (Bolivia), cursando posteriormente el Máster Universitario en Arquitectura Avanzada, Paisaje, Urbanismo y Diseño (MAAPUD) en la Universidad Politécnica de Valencia. Entre sus próximos objetivos académicos se encuentra iniciar un doctorado relacionado con el proyecto de fin de máster galardonado, centrado en la vinculación de la arquitectura con el bienestar social, especialmente en iniciativas que fomenten entornos más inclusivos, accesibles y sostenibles.
Actualmente trabaja en una oficina especializada en eficiencia energética aplicada a la arquitectura
El Trabajo de Fin de Máster consistió en desarrollar estrategias para mejorar la inclusión de personas con discapacidad visual en centros educativos de Katmandú, Nepal.
Se trató de un proyecto real y multidisciplinar, resultado de un trabajo conjunto en equipo, donde las necesidades de los usuarios fueron escuchadas y consideradas como eje central del proceso. A través de una investigación participativa realizada in situ, que incluyó entrevistas, talleres, observación directa, recorridos guiados y, sobre todo, la activa participación de los propios estudiantes— se identificaron las barreras arquitectónicas y pedagógicas que limitan su acceso, con el objetivo de diseñar soluciones adaptadas al contexto local.
Este enfoque evidenció que, muchas veces, pequeños detalles o intervenciones puntuales pueden generar transformaciones reales, tanto en los edificios como en la calidad de vida de las personas que los habitan y utilizan.
“El proyecto demuestra que la arquitectura, cuando se vincula con una perspectiva social y colaborativa, puede convertirse en una herramienta poderosa para transformar entornos educativos y promover la equidad”
El proyecto integró materiales y recursos locales, muchos de ellos reciclados y reutilizables, con el fin de desarrollar modelos sostenibles y autosuficientes, sensibles al entorno económico y cultural. Como parte de la implementación, se llevó a cabo un proyecto piloto en la Universidad St. Xavier’s, donde se instalaron señaléticas táctiles, se elaboró una maqueta háptica del campus y se diseñó una guía de mejora accesible.
Este enfoque multidisciplinar permitió incorporar tecnologías innovadoras y materiales didácticos accesibles, fomentando así la autonomía y la plena integración de los estudiantes.
Finalmente, el proyecto sentó las bases para un modelo replicable en otros contextos, demostrando que la arquitectura, cuando se vincula con una perspectiva social y colaborativa, puede convertirse en una herramienta poderosa para transformar entornos educativos y promover la equidad.
“La inclusión efectiva de personas con discapacidad visual en centros educativos requiere una visión integral”
Tras realizar el estudio, las principales conclusiones y aprendizajes fueron que la inclusión efectiva de personas con discapacidad visual en centros educativos requiere una visión integral que combine aspectos arquitectónicos, pedagógicos y tecnológicos.
Identificamos que muchas escuelas carecen de infraestructuras accesibles y materiales adaptados, lo que limita significativamente la participación plena de estos estudiantes. Además, la participación activa de los propios usuarios y la comunidad educativa es fundamental para entender sus necesidades reales y diseñar soluciones adecuadas y contextualizadas. El uso de materiales locales, reciclados y tecnologías innovadoras, como la señalética táctil y maquetas hápticas, demuestra que es posible implementar estrategias sostenibles y replicables que mejoren la autonomía y la integración.
“Los buenos edificios son aquellos capaces de transformarse con el tiempo y adaptarse a las necesidades de las personas”
Finalmente, el proyecto evidenció que la arquitectura puede ser una herramienta poderosa para transformar entornos educativos y promover la equidad, siempre que esté vinculada a un enfoque social y colaborativo que considere las condiciones culturales y económicas del lugar. Además, demostró que los buenos edificios son aquellos capaces de transformarse con el tiempo y adaptarse a las necesidades de las personas.
Mi proyecto tiene un impacto directo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Eje Planeta, principalmente al promover prácticas sostenibles en la educación inclusiva. Al utilizar materiales locales, reciclados y reutilizables, contribuye a reducir el consumo de recursos y la generación de residuos, alineándose con el ODS 12 de Producción y Consumo Responsables.
Además, al adaptar y transformar espacios existentes en lugar de construir nuevos, se minimiza el impacto ambiental y se fomenta la economía circular, promoviendo un uso más eficiente y responsable de los recursos. Este enfoque no solo mejora la accesibilidad para estudiantes con discapacidad visual, sino que también impulsa un modelo de desarrollo sostenible que puede replicarse en otras comunidades, contribuyendo así a la protección del planeta.
“Iniciativas como estos premios o el valioso trabajo del Centro de Cooperación al Desarrollo (CCD) de la UPV, representan ejemplos concretos y efectivos que impulsan a los estudiantes a involucrarse activamente en la implementación de acciones alineadas con los ODS”
Desde mi perspectiva, España ha logrado avances significativos en la adopción e implementación de medidas orientadas a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Destaco especialmente el compromiso institucional, ejemplificado por entidades como la Universitat Politècnica de València, que promueven políticas públicas centradas en la sostenibilidad ambiental, la inclusión social y la innovación tecnológica.
En particular, se evidencia un esfuerzo notable en áreas clave como la transición energética, la gestión eficiente de los recursos y la educación para la sostenibilidad, aspectos fundamentales para avanzar hacia un desarrollo más responsable y equilibrado.
Asimismo, quisiera resaltar iniciativas como los Premios de la Cátedra “Planeta y Desarrollo Sostenible” y el valioso trabajo del Centro de Cooperación al Desarrollo (CCD) de la UPV. Ambos representan ejemplos concretos y efectivos que impulsan a los estudiantes a involucrarse activamente en la implementación de acciones alineadas con los ODS, promoviendo un enfoque transformador desde el ámbito académico.
“Este proyecto no fue simplemente un trabajo de investigación, sino un verdadero compromiso que implicó dedicación, entrega y una profunda implicación personal”
Recibir la noticia de que había sido premiada en la V Edición de los Premios de la Cátedra de Cooperación y Desarrollo Sostenible fue un momento muy especial para mí. Sentí una mezcla de emociones, ya que este proyecto no fue simplemente un trabajo de investigación, sino un verdadero compromiso que implicó dedicación, entrega y una profunda implicación personal.
Sentí una enorme gratitud, porque detrás de este reconocimiento hay más de un año de trabajo intenso, numerosos aprendizajes y una experiencia transformadora en todos los sentidos. Además, este proyecto marcó el inicio de algo mucho más grande: una propuesta que no se quedó en lo teórico, sino que pudo materializarse en la realidad y que, con el tiempo, continúa creciendo y evolucionando. Este reconocimiento no solo celebra un logro individual, sino el resultado de un trabajo colectivo y multidisciplinar, en el que participaron muchas personas comprometidas en distintas etapas del proceso.
Desde la fase inicial de preparación, pasando por el trabajo de campo en Nepal, hasta la posterior evaluación, guía y mentoría del proyecto, cada persona aportó algo valioso y esencial. Estoy profundamente agradecida a todas las personas e instituciones que creyeron en esta iniciativa, que la acompañaron, la fortalecieron y le dieron vida. Este proyecto es el reflejo de lo que se puede lograr cuando se trabaja de manera colaborativa, con empatía y con una visión compartida de transformación.
Este premio representa para mí la confirmación de que la arquitectura, cuando se vincula con las personas y responde a sus necesidades reales, puede tener un impacto verdaderamente transformador. Me motiva a seguir trabajando por una arquitectura más humana, inclusiva y comprometida con la sostenibilidad.