•  I
• a · A  I
• Accesibilidad  I
• Mapa web  I
• Buscar  I
• Directorio

• ::  Iniciar sesión :: 

El 15 de noviembre de 2014, su madre, Begoña, sufre un infarto cerebral. Tras ser dada de alta el 10 de diciembre, inicia su rehabilitación en el Hospital Doctor Moliner de Bétera. Con el fin de hacerle más llevadero su día a día, Rebeca Zurru (Valencia, 1989), graduada en Bellas Artes por la UPV, Máster en Formación del Profesorado por la UV y hoy, doctora en Arte: Producción e Investigación por la UPV, comienza a trabajar con ella a través del dibujo.

6 años después, su ensayo “Remirando el olvido. Estrategias creativas desde el arte y la educación para la neurorrehabilitación de ictus y la máxima funcionalidad del individuo en su medio”, es el ganador del II Premio de Investigación y Ensayo sobre Aplicaciones Terapéuticas del Arte María José Jové, dotado con 6.000 euros y la publicación de su obra.

- Antes que nada, muchas felicidades por el premio, Rebeca. Entiendo que, además, en tu caso, se trata de un galardón que contiene una carga emocional importante…

- Efectivamente, a mí me movió lo visceral, y considero que, la mayoría de las veces, más o menos escondida o expuesta, la carga emocional debe estar implícita en cualquier proyecto que pretendamos realizar, si es importante. Para cada uno, a su manera y en función de sus historias de vida, pero considero que esa carga es la que, en primer término, te implica, te motiva y, sobre todo, te ayuda a continuar en los momentos más difíciles. Personalmente, no creo que hubiera conseguido llevar a cabo un proyecto tan extenso si el motor de arranque no hubiera sido mi madre y la verdadera necesidad de contestar a mis propias preguntas.

- En el texto, comentas que tu madre había dedicado toda su vida tiempo a actividades creativas, ¿es ella el origen de tu vocación por el arte?

- Probablemente. Cuando era pequeña, hasta cumplir los 10 años, mis padres se dedicaron a la acción humanitaria de manera internacional en algunos países y a la ayuda social de algunos colectivos marginados a través de terapias ocupacionales y actividades artísticas. Lo importante del contexto en que crecí, que para mí ha marcado radicalmente mi personalidad, o por lo menos, mis gustos, es que el trabajo, la manualidad y la motivación siempre fueron cogidos de la mano. Esto nos hizo crecer, tanto a mí como a mi hermano, en un ambiente donde la creatividad estaba a la orden del día. Estábamos rodeados de preciosos centros llenos de fantasía, donde según las necesidades y los gustos, se trabajaba la escultura, la forja, la piedra, la madera, la restauración, y probablemente, todo ello fue lo que me impulsó a mi actual vocación hacia el arte, no sólo como conclusión, sino también como proceso.

- Para tu estudio, has utilizado 6 escalas de valoración clínica, ¿cómo has gestionado la parte más específicamente científica del estudio?, ¿has contado con ayuda externa?, ¿con la colaboración de personal médico?, ¿o tiene también ese aspecto un punto de formación autodidacta empujada por las circunstancias?

- Este es un punto muy importante de la investigación. La necesidad de utilizar escalas de valoración clínica surge tras la primera intervención que realizamos en la Unidad de Daño Cerebral del Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias, con un grupo de 8 participantes que habían sufrido daño cerebral adquirido. Tras ella, al ver los resultados obtenidos a nivel de funcionalidad y creatividad, buscamos una unidad de medida que cuantificara estos cambios. En un principio, junto a mis directores, hicimos una pequeña búsqueda sobre los tipos de escala que existían para este tipo de intervenciones y, para aproximarnos realmente a las sutilezas que habíamos encontrado, pensamos en crear nuestra propia escala de valoración, pero después de otra larga búsqueda de tipos de escala -encontramos 65, en concreto-, decidimos, para dar un mayor rigor científico, utilizar las 6 finalmente presentadas: el Índice de Barthel (IB), que mide la funcionalidad diaria; la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HAD); la de Autoestima de Rosenberg (EAR); la EuroQol-5D (EQ5D), que mide la calidad de vida; la Escala de Habilidades Sociales (EHS); y por último, la Escala Conductual de Sistemas Frontales (FrSBe), que mide las habilidades ejecutivas.

- ¿Hasta qué punto crees que ha sido importante el arte para la rehabilitación del ictus en el caso de tu madre?

- A nivel cuantitativo, los resultados tras la intervención artística demuestran una mejoría estadísticamente significativa en dominios como las habilidades afectivas, las actividades cotidianas, la desinhibición, la apatía y la depresión, pero nosotros, además de esta cuantificación, hicimos una cualificación de estos datos, y encontramos valores positivos prácticamente en todos los dominios. Por supuesto, no es una práctica que uno se levante un día, se ponga a hacerla y, de repente, se haya curado. Como para cualquier otro tipo de terapia, necesitaremos una constancia en el tiempo, y desde nuestro punto de vista, lo idóneo sería poder poner en práctica estrategias creativas para neurorrehabilitación desde el comienzo de esta enfermedad, que sería la fase aguda de la misma.

- A tus 31 años, graduada, máster, doctora y galardonada, ¿cuál es tu siguiente horizonte?, ¿tienes en mente seguir vinculada al ámbito de las aplicaciones terapéuticas del arte?

- Por supuesto. Actualmente, sabemos que estamos viviendo un momento bastante difícil, pero al tratarse de este tipo de intervenciones desde el principio lo fue y mira dónde estamos ahora, con el apoyo de la Fundación María José Jové, a la que estaré eternamente agradecida por el tipo de actividad que realiza para visualizar el arte como una de las mejores herramientas para la inclusión y la transformación social. Ahora mismo, tenemos entre manos la idea de continuar este tipo de estudio incluyendo otro tipo de enfermedades como el Alzheimer, y tenemos varias muestras por realizar. Lo ideal sería que este tipo de estrategias se incluyeran de una manera oficial dentro de la rehabilitación reglamentada para el daño cerebral adquirido.

- Por último, ¿no quiero dejar de preguntarte qué importancia formativa ha tenido en tu trayectoria la UPV?, ¿crees que el hecho de haber realizado buena parte de tu formación en una politécnica puede haber favorecido de algún modo esa simbiosis entre arte y ciencia que emana “Remirando el olvido”?

- Creo que sí. Y de hecho, desde que entré en la UPV me enamoré del ambiente y de la variedad de personas que había aquí. En el caso de la dirección de mi tesis, ha sido llevada a cabo por mis tres directores, los doctores Joel Mestre Fluixart y Roberto Llorens Rodríguez, ambos de la UPV, y Ricard Silvestre, de la Universitat de València, y para mí, si existe una verdadera simbiosis, esta emana del trabajo en equipo y de haber sabido escuchar sus sabios consejos en todo momento.

- Muchas gracias, Rebeca. Por tu tiempo, y por tu trabajo.

- Muchas gracias a vosotros.

Noticia en UPV TV
Descargar archivo