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Montserrat Caballé

Doctora Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investida el 28 de septiembre de 1999


Palabras del Rector

Fue aquí, hace 11 años, donde y cuando nombramos a nuestro primer Dr. Honoris Causa, el Maestro Joaquín Rodrigo. Dos veces más hemos trasladado nuestro Claustro de doctores a este Palacio de la Música. Para investir a Federico Mayor Zaragoza y a Jacques Cousteau, una vez y, la otra, para transferir igual reconocimiento a Alicia Alonso de Cuba. Hoy es Vd., Dña. Montserrat Caballé, la que recibe el más alto honor universitario que actualmente existe, y Vd. nos da en justa correspondencia, mucho más. Desgrana, derrama, sobre todos nosotros, como si de rocío de oro se tratara, el honor de su presencia, el privilegio de su singular belleza, su purísimo arte y, sobre todo, un ejemplo único de tesón y trabajo bien hecho, de pundonor y de estudio, que le hacen, sin duda, la reina indiscutible del bello canto. Tal es el amor que aquí le tenemos, tan grande es su derroche de cariño hacia nosotros, que no me extrañaría nada que mañana, los profesores de Zootecnia en vez de explicar su clase cantaran el "Cazador Furtivo" de Weber, los profesores de Bellas Artes interpretaran la "Gioconda" de Ponchielli, los profesores de Enología, cantaran "La Boheme" de Puccini, los profesores de Arquitectura silbaran "La Ciudad Invisible de Kiteze" de Rimski-Korsakov, los profesores de Caminos, Canales y Puertos tararearan "Aida" de Verdi, que se compuso para celebrar la inauguración del Canal de Suez, los profesores de Telecomunicaciones, recordarán "El Teléfono", ópera de Menotti, los profesores de Ingeniería Industrial, ensayaran "La vuelta de tornillo", ópera de Benjamin Britten, los profesores de Informática, pensaran en "Moisés y Aarón", ópera de Schönberg, pues Moisés con las tablas de la ley, fue el primer hombre, que suministró información estratégica en un disco duro, y yo mismo, cuando me dirija a mis Juntas de Gobierno, interpretaré "Il Pirata" de Bellini. Gracias Señora. Gracias.

El bien más preciado hoy, y aún más mañana, de una Sociedad, es que todos aquellos que tenemos la responsabilidad de diseñar, intermediar o materializar algún tipo de política, seamos capaces de explicarla, de transmitirla o de hacerla, en lenguaje sencillo y veraz. Esto ha sido especialmente difícil en nuestra cultura, pues emanamos de una Historia, en la que cuando lo especulativo, lo idealista, o lo romántico, no ha coincidido con la realidad, hemos dicho: "pues peor para la realidad", pero hoy, además, lo que llamamos globalidad, produce una compleja y nueva situación de la Humanidad en la que intervienen al menos tres factores: Primero, la posibilidad de incorporar todo el espacio geográfico a nuestra actividad, no existe tierra incógnita ni continente impenetrable, segundo, la democratización de la información, podríamos decir que hoy no existe coartada para la ignorancia o que el ser humano, por primera vez en la Historia, puede elegir de quien quiere ser esclavo y, tercero, la necesidad de corresponsabilizar en cada proceso, a los afectados por dicho proceso, lo que hace que la Universidad deba ser especialmente sensible y solidaria con los propósitos de la Sociedad. Hemos de explicar, tenemos el deber de explicar, lo complejo con palabras sencillas y creíbles.

En la escala de la dignidad humana, inmediatamente después de pertenecer a una Sociedad con un régimen de libertades democráticas, pero inmediatamente después, está el que al ser humano le sea posible, le esté permitido, el tener acceso a un empleo, a una actividad, mediante la cual, pueda materializar un proyecto de vida, un proyecto de futuro. Y no existe una prioridad política superior a esta, porque es así como lo ha priorizado la Sociedad, con palabras sencillas, inequívocamente. En consecuencia, ni un átomo de energía debiera emplearse, con preferencia a esta causa. Ni juegos de palabras, ni glorias efímeras, ni cultos ociosos, debieran ser coartadas que distrajesen de este objetivo estratégico. En el caso de la Universidad, debiera ser biológico el compromiso, con la búsqueda de fórmulas y colaboración con instituciones para el primer empleo de sus egresados.

La formación que el alumno recibe de la Universidad le debiera permitir insertarse en la Sociedad. Asimismo, como consecuencia de dicha formación del titulado universitario, el foco, el lugar, de inserción de este, debiera crecer en calidad, en valor añadido y, finalmente, el joven titulado ha de ser capaz de entender el mundo que le toca vivir para poder vivir el mundo que entienda, ha de saber, por tanto, manejar a partes iguales, el conocimiento, el riesgo y la humildad.

Y si esto se consigue, todo lo demás se legitima por añadidura, así por ejemplo, la investigación en la Universidad se legitima porque contribuiría a que el profesor maneje con holgura el estado del arte de aquello que enseña. El debate intelectual universitario se legitima pues contribuiría a que la Universidad sea solidaria con el principal problema de la Sociedad. La evidente y urgente necesidad de nuevos marcos estructurales, adaptativos, que den respuesta dinámica y eficaz para explorar, desde la Universidad, todas las oportunidades, se legitimaría como consecuencia de tal función objetivo.

Pone Umberto Eco, en "El nombre de la rosa" en boca de Guillermo de Baskerville, las siguientes palabras dirigidas a Adso de Meek "Hay una lujuria superior a la de la carne que es la lujuria del saber por el saber ...". Parece obvio que hay una lujuria superior a esta última, que es la del enseñar por el enseñar, y aún podríamos decir que hay una lujuria superior a todas que es la de enseñar para no saber.

Esto, dicho con palabras sencillas, es hoy, uno de los males que aquejan a la Universidad en general y a la española en particular ¿Enseñar?. Sí. A condición que se sepa: ¿enseñar, para qué?

Reconozco que hacer de la formación para el empleo, de la formación para la inserción en la Sociedad, el principal objetivo de la Universidad es una opción universitaria poco convencional, un poco heterodoxa. No obstante, estaríamos dispuestos a revisar nuestras tesis si la Sociedad soberana, nos firma y nos dice por escrito que quiere otra cosa.

El Sistema Universitario Valenciano disfruta hoy de un Plan de financiación equivalente al de los países de la Europa moderna. Es un esfuerzo que es de justicia agradecer y agradecemos al Gobierno Valenciano que lo ha hecho posible. Deja a las Universidades y a sus Consejos Sociales, la responsable tarea, de gestionar correctamente tan importantes recursos. Dos son las características de la Universidad del futuro inmediato, una es la responsabilidad con los problemas reales de la Sociedad. Esto significa, heterodoxia, sentido común, respuestas adaptativas, rápidas. Significa también la desmitificación de la formación universitaria convencional y su sistema de titulaciones. Otra característica de la Universidad del futuro es la necesidad de crear los marcos específicos universitarios para tales respuestas, tanto en formación, en transferencia de tecnología, como en otros productos del pensamiento.

Hoy asistimos a la última inauguración de curso del siglo XX y también a la última inauguración de curso de esta legislatura. Hemos dejado las piedras seculares de la Universidad y hemos venido a este Palacio de la Música, directamente al corazón de la Sociedad. Es una buena señal.

Demà. Demà. Mestres d'avui amb memòria d'ahir, hem d'explicar el que ha de passar demà. Si no es fa aixì, estarem omplint la vida que correspon viure als joves amb una prolongació de la viscuda per nosaltres. I això és injust, dolent i roin.


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