CLIMATOLOGÍA DE SIERRA CALDERONA

CLIMATOLOGÍA.
Con todo el material disponible se han realizado las fichas climáticas correspondientes. Las estaciones metereológicas elegidas se sitúan de modo periférico al territorio, no existiendo ninguna termopluviométrica en las áreas nucleares de mayor altitud, por lo que si se desea conocer los parámetros de un punto determinado del territorio deberán corregirse los valores que se presentan en las fichas climáticas con los coeficientes correspondientes a las diferencias de cota. Solamente en el caso de Segorbe y Gilet se disponía de un periodo de medidas suficiente (superior a 15 años, presentando el resto de estaciones un intervalo que oscila entre siete (Sagunto y Casinos) y diez años (Bétera), por lo que los resultados de ellas derivados pueden resultar no demasiado fiables. A modo de complemento se incluyen los datos de algunas estaciones de tercer orden (con mediciones de precipitaciones, únicamente, Altura-Cova Santa 34 años; Llíria-Cooperativa 9 años; y Llíria-M. El Carril 14 años; cuya situación en el territorio puede ser de gran utilidad para la interpretación global.

Temperaturas.
El régimen térmico de nuestro territorio presenta en todos los casos una curva que alcanza los valores máximos a finales de verano y los mínimos a principios de invierno. El mes más cálido es generalmente agosto, con una temperatura media que oscila desde los 24,1 grados centígrados (en adelante gC) hasta los 26,2 gC de Sagunto (excepto en el caso de Bétera, que es julio, con 24,2 gC); y el más frío es generalmente enero, con valores que varían desde los 8,1 gC de Segorbe hasta los 10,1 gC de Gilet (Sagunto es la única estación cuyo mes más frío es diciembre, con 9,4 gC). El resto de meses presentan una serie de valores medios que desde los mínimos invernales van ascendiendo de forma progresiva hasta los máximos estivales, a partir de los cuales se observa un descenso algo más acusado hasta alcanzar de nuevo los valores mínimos. La media anual se sitúa entre los 15,6 gC de Segorbe hasta los 17,8 gC de Sagunto. Según los datos de las estaciones consultadas, las temperaturas medias y mínimas en ningún caso descienden por debajo de los 0 gC, por lo que no existen periodos de heladas seguras; por el contrario, las heladas problables se presentan en el invierno (Sagunto en diciembre; y Segorbe, Liria y Bétera en diciembre, enero y febrero), principalmente en las áreas interiores más elevadas.

Precipitaciones.
La mayor cantidad de precipitaciones se registra en forma líquida, siendo las sólidas (nieves y granizos) más frecuentes en las áreas más elevadas, y aún así esporádicas.

En los regímenes pluviométricos de cada estación puede apreciarse la existencia de un máximo principal otoñal (octubre o noviembre) al que acompañan otros dos secundarios de menor entidad, situados por orden de importancia en invierno (diciembre) y en primavera (mayo). El mínimo se produce a inicios del verano (julio), siendo además destacable el descenso que se observa a mediados de invierno, tran un periodo de lluvias importante, y a mediados de otoño, después del máximo absoluto de precipitaciones (las variaciones respecto a este patrón que se observan en Liria y Bétera, parecen responder al corto periodo de años considerado). Resulta interesante destacar que en las estaciones de las áreas suroccidentales, el máximo de precipitaciones tiende a concentrarse hacia noviembre, al igual que ocurre en los territorios semiáridos del sureste peninsular (ej. Almería); por ello parece reforzar la hipótesis de considerar gran parte del Camp de Liria como semiárido.

Capítulo aparte merecen las conocidas precipitaciones horizontales o criptoprecipitaciones, producidas por la condensación de la humedad de la atmósfera. Aunque no se poseen datos concretos al respecto, hemos podido comprobar sobre el terreno que su presencia se deja notar durante buena parte del año, principalmente en otoño, invierno y parte de primavera, estaciones donde la humedad es mayor. La orientación general de la Sierra (noroeste-sureste) y la influencia de los vientos resulta muy interesante y de gran importancia para la interpretación de la vegetación de nuestro territorio. La existencia de un acusado efecto Fohn debido a los vientos húmedos del noreste, que al ascender por la vertiente noreste de la Sierra Calderona liberan gran cantidad de su humedad, descendiendo posteriormente muy secos por la vertiente suroeste de la misma, con lo que refuerzan el efecto de solana; así propician la existencia de microombroclimas subhúmedos en las áreas que vierten al río Palancia y semiáridos en las que miran hacia el Turia.

Régimen de vientos.
Según los datos obtenidos para nuestro territorio los vientos dominantes presentan dos tendencias generales bien marcadas. Durante el invierno y el otoño se deja sentir la influencia de los vientos del oeste (el ponent), ello se debe fundamentalmente a la influencia de las borrascas invernales de frente polar, que entrando por el Atlántico barren Europa de oeste a este. El segundo modelo es que se presenta durante la primavera y el verano, donde se aprecia una clara dominancia de los vientos de este (llevant), sureste (xaloc) y noreste (gregal), que parecen corresponderse con la aparición del anticiclón de las Azores, y el consiguiente caldeamiento que se produce por las altas temperaturas provoca la aparición de las brisas marinas (marinada o garbí), que en ambientes litorales como el nuestro son de gran importancia global y resultan particularmente influyentes en la creación de los referidos microclimas locales de las vertientes noreste y suroeste de la Sierra.

Irregularidad climática.
Si se realiza un análisis de las gráficas de temperatura y pluviosidad de un periodo determinado de tiempo se aprecia claramente que las temperaturas no parecen variar ostensiblemente a lo largo de los años, presentando un perfil característicamente curvo, con valores máximos veraniegos y mínimos invernales. Por el contrario, la curva de precipitaciones muestra una acentuada variación de unos años a otros y aunque tiende a conservar unos máximos constantes en otoño y primavera, presenta un perfil mucho más inestable con el tiempo.

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