Aquello de “la letra con sangre entra” está superado desde hace décadas. De hecho, se ha comprobado justo lo contrario: el proceso de aprendizaje es mucho más efectivo cuando la metodología, el estilo de impartir las clases y las condiciones son las propicias para suscitar el interés y despertar la motivación por aprender, sea cual sea la materia. Vamos, el Santo Grial que persigue todo profesor o profesora.
Raúl Terol no se cree Indiana Jones, pero el alumnado que pasa por sus clases de Radio, en el Campus de Gandia, sí que ve algo especial en él. Y, sobre todo, en su manera de enseñar. Son ellos y ellas, con sus votos, las que han posibilitado que opte al Premio Educa Abanca a Mejor Docente de España, en la categoría Universidad. Este hecho, que su nominación sea fruto del reconocimiento estudiantil, es lo que “mayor satisfacción” le produce.
Su nombre se incluye en un listado junto al de 63 docentes universitarios más. En total, se habían presentado más de 2000 solicitudes de toda España en las diferentes divisiones: Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato, Educación no formal, FP y Universidad. El nombre de los y las ganadoras se conocerá el 15 de marzo de 2025, “si bien, formar parte de esta lista ya supone todo un honor y un reconocimiento a todo lo que he aprendido durante muchos años”, sostiene.
El método de Raúl Terol para hacer más interesantes sus clases podría parecer sencillo. O imposible, según cada cual. “Hay que intentar hablar en el idioma en que hablan los y las estudiantes, manejar sus propios códigos”, dice. El profesor, que forma parte de la primera promoción de Comunicación Audiovisual de la UPV, emplea en sus clases expresiones y ejemplos cercanos al alumnado y que circulan en las redes sociales. Así, trata de “decodificar y hacer más accesible el lenguaje académico que, a menudo, está muy alejado de la juventud”, subraya.
Además, en sus clases -teóricas, prácticas y/o en grupo- reina la escucha activa. Podría parecer lógico tratándose de la materia que imparte, pero no se refiere a esta obviedad, sino a la idea de hacer partícipe al alumnado de la marcha de las clases como ejercicio de aproximación y para “romper la barrera” entre el aula y el docente. "Creo que cuando escuchamos al estudiantado, cuando somos conscientes de sus inquietudes y circunstancias, el proceso de aprendizaje mutuo fluye de una manera mucho más natural y efectiva", concluye Terol.
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