Margarita Salas, científica de impacto mundial, falleció ayer en Madrid a los 80 años, víctima de un problema de riego en su tubo digestivo. La investigadora asturiana, figura clave a nivel internacional en el ámbito de la genética y primera mujer española en ser elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (en 2007), se marcha dejando atrás un currículum excepcional.
Nacida en la localidad asturiana de Canero el 30 de noviembre de 1938, Salas se licenció en Ciencias Químicas por la Complutense de Madrid, universidad en la que, posteriormente, se doctoraría en Bioquímica influenciada por el Nobel español Severo Ochoa, conocido de su padre y profesor suyo en Nueva York entre 1964 y 1967.
Tras regresar de Estados Unidos, Salas fue profesora de Genética Molecular en la Facultad de Químicas desde 1968 hasta 1992, desarrollando a su vez actividad docente en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid de 1976 a 1981.
Así mismo, desde 1974, su labor docente se extendió también al Centro de Biología Molecular Severo Ochoa -perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-, que dirigió hasta 1994.
Reconocida nacional e internacionalmente
Elegida presidenta de la Sociedad Española de Bioquímica en 1988, Salas dirigió el Instituto de España de 1995 a 2003 y recibió, durante su dilatada trayectoria, numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que la científica echó siempre en falta el Príncipe de Asturias, galardón que le hacía especial ilusión por su condición de asturiana, como ella misma reconoció públicamente.
Su descubrimiento del ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29 permite amplificar el ADN de manera sencilla, rápida y fiable, circunstancia que ha allanado el camino a numerosos avances genéticos. "Esta tecnología ha sido la patente más rentable del CSIC", señala la propia institución en un comunicado.
Su imagen, en el Rectorado UPV
La UPV, que eligió a Margarita Salas como icono de su proyecto Murales Interactivos - Mujeres de Ciencia, lamenta profundamente la pérdida de esta auténtica pionera, cuya imagen brilla con luz propia en la fachada del Rectorado de nuestra institución universitaria, en homenaje a su extraordinaria contribución a la ciencia y a la integración de la mujer en la misma, lucha a la que dedicó buena parte de su vida. Descanse en paz.
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