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de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución
por Miguel García Casas.
Una energía por aquí, otra por allá, ésta va hacia allí, la otra viene hacia acá. El resultado, como es evidente, es éste. ¿Y yo qué?, Si la Naturaleza para ser coherente me ha hecho incoherente, si para guardar equilibrio me ha hecho desequilibrado, si para sobrevivir me ha hecho matar, ¿no debería yo maldecir a mis dioses? Menos mal que al menos nos han salvado manteniéndonos en un cierto estado de inconsciencia, gracias al cual hacemos las cosas sin darnos cuenta y encontrando razones en muchos casos irracionales. A los que no estamos de acuerdo, siempre nos queda el consuelo de considerar que a lo mejor no tenemos razón...
El término "energía" originalmente fue ideado para explicar mejor el funcionamiento de los sistemas térmicos y dinámicos. La eficacia de este concepto para explicar otros sucesos es incuestionable y hoy en día es utilizado para explicar lo explicable, y hasta lo inexplicable. Sin embargo probablemente si pudiéramos conseguir dar una primera interpretación del Universo lo haríamos en términos de energía. ¡El problema es que definir satisfactoriamente la energía es prácticamente imposible!
La energía se puede presentar bajo diferentes aspectos a los que asociamos
un calificativo. Si metemos los dedos en un enchufe sufriremos la violencia
de la energía eléctrica, si tocamos el fuego experimentaremos
la agresividad de la energía calorífica, si aceleramos en un coche
seremos testigos del efecto de la energía cinética, si nos caemos
la energía gravitatoria nos precipitará al suelo. Ni la corriente
eléctrica, ni el calor, ni el movimiento, ni los cuerpos estelares existirían
si no fuese por la presencia de la energía en cualquiera de sus manifestaciones.
El Universo funciona porque la energía lo hace funcionar, nosotros funcionamos
por la misma razón como parte del Universo que somos. Todas las energías
del Universo son derivadas de tres tipos también llamadas interacciones:
1.- La energía nuclear, que se manifiesta cuando destruimos o creamos
partículas contenidas en el núcleo atómico. Se libera esta
energía en el interior de las estrellas.
2.- La energía electromagnética que se libera cuando se destruyen
enlaces químicos. Todos los seres vivos funcionamos jugando con este
tipo de energía.
3.- La energía gravitatoria que se manifiesta asociada a la masa. Condiciona
la forma de todo y cada parte del Universo. Las galaxias, las estrellas, los
planetas, las nebulosas, los seres vivos son formas que se ven condicionadas
por este tipo de energía, y a su vez son respuestas a ella.
Einstein relacionó la masa con la energía mediante la fórmula
E = m. c2. De otro modo, la energía no solamente atraviesa a la masa
para que funcione, sino que además está presente en la misma intimidad
de la masa. En su última esencia la masa está hecha de energía.
De este modo la historia del Universo puede ser interpretada como una masa que
en origen aparece a partir de la energía y sufre un proceso de transformación
en función de las condiciones energéticas del mismo Universo.
Cuando intentamos profundizar con nuestro lenguaje más atrás de
la energía, tanto en el espacio como en el tiempo, nuestra lógica
es expulsada otra vez hacia la masa. La masa se origina de la energía,
y viceversa. Podemos explicar la masa a partir de partículas, éstas
a partir de energía, y ésta es inexplicable. Lo que explica todo
es inexplicable ¡qué gran paradoja!. De todos modos, tras el análisis
del contenido del capítulo dedicado al lenguaje y sus limitaciones era
predecible que este tipo de cosas sucediera.
La diferencia entre energía y fuerza sería que la segunda posee
un punto de aplicación y un sentido, pero lo que se aplica es energía.
Einstein estableció en su teoría de la relatividad dos constantes
universales, la velocidad de la luz y la existencia de una fuerza de inercia,
es decir, que a toda fuerza que se aplique se le opone otra de signo contrario
que surge como respuesta a la primera.
Una energía inicial proveniente de la gran explosión comenzó
un proceso expansivo y desordenado en donde en todo caso, en medio de un enfriamiento
progresivo, surgían pequeñas partículas másicas.
En oposición a ésta energía centrífuga surge una
fuerza inercial centrípeta, la gravedad, que frente al desorden a que
se ve abocado originalmente el Universo impone un cierto grado de orden, una
estructura a distintos niveles. El Universo se curva, las galaxias adquieren
formas características, las estrellas y los planetas toman aspecto esférico.
En las estrellas a la energía centrífuga y caótica nuclear
se opone la energía gravitatoria ordenadora. El resultado es un equilibrio
que da forma a la estrella y que causa la aparición de la luz. Ésta
surge de la estrella en medio de otro proceso caótico y centrífugo
llegando a los planetas. A esta manifestación caótica y desordenada
luminosa se opone una manifestación ordenada: la vida que surge como
energía de inercia ante la energía luminosa. A la energía
ordenada vital se le opone una energía desordenada mortal, y a la muerte
¿se le puede oponer una transmutación energética que como
último recurso independice la energía de la materia? ¿Explicaría
esta hipótesis el porqué la naturaleza ha originado estructuras
de una enorme complejidad orgánica a partir de un enorme gasto de energía?
El Universo inicial, según las leyes termodinámicas y de la entropía,
debía ser mucho más ordenado que el actual. Es posible concebir
a partes del Universo actual más ordenadas que al comienzo, si suponemos
que ese orden está sólo presente en parte del Universo, mientras
que el resto está mucho más desordenado de lo que debería
estarlo si no hubieran aparecido estas estructuras ordenadas.
Explicamos que en el Universo se puedan encontrar estructuras muy ordenadas,
a pesar de la tendencia general al desorden, lo que no aclaramos es por qué
aparecen. Nuestra única interpretación de que el Universo sea
como es, es que es así. Nuestra razón nos ha permitido llegar
a este milagro de la lógica.
Los agujeros negros son estructuras fascinantes; Hopkins ha descubierto lo que
pasa en el horizonte de sucesos de estas estructuras, sabemos ya lo que pasa
allí. Sólo hay un problema: no existe la certeza irrefutable de
su existencia y por tanto decir lo que pasa en sus proximidades es un ejercicio
mental maravilloso, pero hoy por hoy poco más.
Qué decir de los agujeros de gusano, pequeños agujeros negros
por los que sería posible viajar a otro Universo y otro tiempo, donde
la materia y energía sufrirían transformaciones insólitas.
Sagan llega a decir que si queremos ver lo que pasa en un agujero negro miremos
a nuestro alrededor, a los árboles, a los animales, a la Tierra. Y por
qué no mirar en el interior de árboles y animales. ¿No
estamos buscando demasiado lejos los agujeros negros? ¿No seremos los
seres vivos agujeros vivos por donde parte de la energía se independiza
de la materia y trasciende? ¿No podría ser tanta complejidad estructural
como un enorme y complicado laboratorio en el que la energía pudiera
perpetuarse, evitando la degradación y escapándose a las leyes
de la entropía?
Es claro que todos las profundizaciones que nos ofrecen la física teórica,
la astronomía, la física de partículas y demás ciencias
nos indican que el Universo es algo más que un puñado de bolas
rodando por el espacio, que el espacio y el tiempo pueden ser "puenteados",
quizás por la vida. La cantidad de relatos fantásticos que el
hombre es capaz de crear, a veces disfrazados de cientificismo, nos hablan de
otras realidades distintas a las perceptibles, pero el que no sepa que la realidad
supera a la fantasía humana conoce muy poco de nuestra naturaleza.
¿Qué hay de toda la tradición humana sobre el espíritu
y el alma, sobre otras vidas, la moderna parapsicología con la percepción
de ciertas psicofonías, imágenes extrañas, fotografías
de formas de energías? ¿Seremos capaces alguna vez de abordar
estos fenómenos e incorporarlos dentro de un corpus global del conocimiento
humano? ¿Tienen algo que aportarnos?
Desde una perspectiva energética, y según mi idea, la vida terrestre
para perpetuarse tiene que vencer la fuerza de la gravedad, ésta impide
a la vida la salida de la Tierra y la condena a extinguirse ligada al destino
del planeta. Gestionar la energía (por cierto, una cualidad metabólica)
para conseguir vencer la energía gravitatoria y oponerse a la muerte
total del sistema biológico enviando semillas vivas a otras zonas del
Universo, sería una tarea irrenunciable de los seres vivos sobre la que
además no deberían interferir. Los seres vivos no deberían
ser conscientes del hecho, para de este modo no poder perturbar ni manejar a
su antojo las necesidades de la comunidad biológica.
Sin embargo esta explicación no justifica la existencia de la vida dentro
del Universo. Quizás nunca jamás sea posible explicar el papel
de la vida puesto que está condicionado a conocer el auténtico
significado de lo que es el Universo y la vida, y ambos conceptos son inabordables
para nosotros.
La cuestión es que a priori la evolución biológica no tendría
porque ser más interesante quer otros temas, y sin embargo es difícil
negar que tiene algo especial para atraer la atención del hombre. Las
cosas no son interesantes en sí, deben haber personas que sean capaces
de sentir interés por ellas, -las cosas son sólo interesantes
para el que le interesan- y por tanto su interés depende de la preexistencia
de la naturaleza humana. A mi modo de ver la evolución biológica
apela al interés humano en cuanto que se integra en la cosmogonía,
y en cuanto intenta contestar a las mismas preguntas que las religiones, como
cuál es el origen del hombre y su destino. A pesar de que los científicos
hagan continuas llamadas a la prudencia para evitar conclusiones irreales, no
es menos cierto que es difícil que los aspectos evolutivos no contribuyan
al patrimonio ideológico individual y colectivo. La evolución
en términos "clásicos" establece un origen común,
pero un destino separado para cada uno de los organismos. No obstante una perspectiva
de macroorganismo rompe esta visión del destino. En el cuerpo humano
las células nacen y mueren, de tal modo que cuando se produce la muerte
de la persona, han transcurrido múltiples generaciones que se han sucedido
y desaparecido. Cuando nos referimos al destino de los seres vivos que integran
nuestro cuerpo distinguimos perfectamente el destino de las células del
destino del organismo pluricelular e incluso asumimos que las células
sobreviven en parte puesto que sus genes son los mismos que los de cualquier
otra célula del individuo. En una concepción orgánica de
un sistema este tipo de visiones son normales. Si la comunidad biológica
de la Tierra formara un macroorganismo, sería evidente que cualquier
especie superviviente contendría un altísimo porcentaje de genes
que otras especies ya extinguidas albergaban en sus células. Incluso
los aspectos más definitorios de la naturaleza de la vida en términos
elementales, están contenidos en todos: nuestro mismo código genético,
nuestra bioquímica común, las virtudes y debilidades intrínsecas
a nuestra materia orgánica.
Es difícil negar que la explicación de la naturaleza de una parte
pasa obligadamente por el conocimiento del todo. Por ello creo que los aspectos
globales están llamados a jugar un papel cada vez más importante
en el razonamiento de los científicos. Tal como dice Allen el método
científico no es un patrimonio exclusivo del materialismo mecanicista.
Así por ejemplo la metodología estadística analiza globalidades
de las que deduce propiedades generales de los sistemas y es indudable que hoy
en dia las compañías de seguros y las intituciones que dependen
del comportamiento de grandes grupos fían en las estadísticas
lo que demuestra su validez y confirma que es posible aproximarse a la fenomenología
desde otras perspectivas. Creo que la ciencia del siglo XXI va a tener más
en cuenta los aspectos holísticos que en el siglo XX -científicamente
caracterizado por el mecanicismo y al que tenemos que agradecer mucho la raza
humana-. La ciencia de este siglo es capaz de dar una respuesta al origen y
al fin de cada parte de nuestro organismo, nos dice como y cuando nacieron cada
una de los protones y electrones que nos forman, es incluso capaz de establecer
como desaparecerán y en que plazo, sin embargo es incapaz de dar una
respuesta a lo que va a pasar con los conjuntos de partículas, con los
sistemas superiores, y por tanto no contesta sobre nuestro porvenir como entidades
biológicas más alla de las partes y de lo material. Sin embargo
la misma mecánica cuántica es una respuesta al mecanicismo. Lo
que en esencia asume en el átomo es que la globalidad puede permitirnos
aproximarnos al conocimiento de las partes, en este sentido marca un hito dentro
de la ciencia del siglo XX, aunque quizá sería interesante dar
un paso más para poder determinar hasta que punto el comportamiento de
las partículas vendría explicado por las propiedades intrínsecas
a ellas mismas, y por otro lado a las condiciones impuestas por el sistema atómico
en el que se integran, y aquí tropezamos de lleno con los teoremas limitativos.
Es lógico esperar que una ciencia dedicada al análisis de la materia
y de las partes solamente encuentre respuestas parciales a las preguntas que
se realiza.
¿Es la vida un mensajero entre planetas?; si es así ¿qué
puede aportar a éstos? ¿Es la vida un sistema inercial que se
opone a la pérdida de energía del planeta?; esto podría
explicar que en planetas con un alto efecto invernadero como Venus no existiera
vida, puesto que las nubes reemplazarían su función, pero en planetas
sin atmósfera sí debería existir vida, puesto que el calor
que proviene del Sol se pierde rápidamente. ¿Es la vida un camino
extraño que abre ventanas aún más extrañas a la
energía?, ¿cómo vamos a explicarlo si no sabemos cuál
es la naturaleza de la energía?
La panespermia o panspermia contempla la posibilidad de que la vida tenga su
origen en un lugar extraterrestre. Introducidos en una mecánica universal
de tipo panespérmico, el sistema biológico terrestre debería
contribuir a la propagación de la vida. Desde luego una pregunta sumamente
interesante es la siguiente: ¿qué sería mas eficaz para
propagar un sistema biológico, fiar en los cometas y el azar para que
a partir de moléculas desprovistas de vida, surja por generación
espontánea la vida, o utilizar la energía que los seres vivos
son capaces de obtener para dirigir a determinadas semillas vivas a largos y
penosos viajes? En todos los casos en los que se ha creido que se presentaban
los procesos de generación espontánea, la ciencia ha demostrado
que no se producían. Podemos decir que el único caso que la ciencia
admite como posible es el que conduciría a la aparición de la
vida en la Tierra. Es evidente que si no ha sido en este planeta, en otro lugar
anterior ha tenido que surgir la vida en alguna ocasión por primera vez.
Sin embargo una vez aparecida y llegado al grado tecnológico que en la
actualidad posee nuestra especie y por tanto el sistema biológico terrestre,
ya es posible pensar en llevar la vida a otros planetas. De hecho existen planes
científicos que contienen estrategias de transformación de la
superficie marciana que incluyen llevar la vida al planeta rojo. Nuestra tecnología
se encuentra en una fase expansiva y muy poco podemos saber de los medios técnicos
a nuestra disposición dentro de unos miles de años. La cuestión
referente al modo en que la vida terrestre puede llegar a otros lugares queda
abierta y se resolverá en el futuro. Al fin y al cabo el Universo está
lleno de caminos espaciales y de astros ávidos de materia que contínuamente
lanzan cánticos de sirenas disfrazados de energía gravitatoria,
para atraer a la nave de Ulises que transporta los genes de la vida universal.
Es posible que algo más complejo que nosotros nos utilice para seguir
siendo. Pero independientemente de lo que en esta obra se contiene, que puede
ser aproximado a la realidad o no, existe un plano más inmediato a la
vida del hombre, más ligado a su presente, a su interior y a su entorno.
Creo personalmente que por mucho que descubra y explique la ciencia, la satisfacción
del hombre se encuentra en su interior y en sus fronteras inmediatas, nunca
en ningún agujero lejano, tiempo futuro o estructura superior. Nosotros
no somos más que hombres y no estamos obligados a ser más que
eso.