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de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución
por Miguel García Casas.
Sumario del capítulo 3
- Algo más que un conjunto de partes
Algo
más que un conjunto de partes
Un sistema es una suma de partes que se integran y ganan propiedades que por separado no tenían. La suma de las partes es igual a las partes y algo más. El sistema se transforma en una unidad de categoría superior a sus partes a las que influye. Nuestras células no son inteligentes, sin embargo el cuerpo humano lo es. Cuando decimos que el cuerpo humano es así no nos referimos a una propiedad de ninguna célula en particular, sino de él mismo, de todas sus partes integradas en un todo. La existencia de la inteligencia influye en todas las partes: en su forma de obtener alimentos y energía, en la manera de dirigir su reproducción y sus hábitos higiénicos, en el modo de incrementar las esperanzas de vida del organismo. Es decir las propiedades fundamentales de los seres vivos, metabolismo y reproducción, se ven condicionadas por la aparición de nuevas propiedades en el sistema. Nunca podríamos explicar suficientemente lo que pasa en el interior del sistema si no tomamos en cuenta las propiedades de cada uno de sus componentes, pero tampoco si despreciamos la influencia del sistema sobre sus partes.
La teoría de sistemas refleja un hecho comprobable en el Universo, grados
mayores de complicación implican la aparición de propiedades nuevas
que las partes no poseían, pero también es cierto que se mantienen
a nivel superior las propiedades de las partes. Consideremos las propiedades
fundamentales de la vida, el metabolismo y la reproducción, estas propiedades
han sido mantenidas a lo largo de toda la evolución biológica,
y en los seres unicelulares y en sus descendientes evolutivos pluricelulares
se siguen manifestando. Si existiera un sistema vivo de categoría superior
al nuestro -del que formáramos parte-, cierto que tendría metabolismo
y reproducción. Todos los seres que conocemos, tienen una tendencia a
la supervivencia, una estrategia que consiste en generar formas similares a
ellos mismos, manifestada también a lo largo de todos los niveles de
complejidad, ¿por qué no va a tener dicha estrategia un sistema
superior al nuestro del que formáramos parte? No obstante cada nivel
se ocupa de generar niveles de complejidad similares a él mismo, a pesar
de partir utilizando niveles de complejidad más sencillos que él
mismo. Así, cuando un organismo pluricelular animal se va a reproducir
utiliza células aisladas, espermatozoides y óvulos. Estos gametos
se ocupan de problemas referentes a su nivel de complejidad, como es contactar
entre ellos y luego realizar las reacciones propias de la fecundación;
sin embargo el nivel de complejidad superior se ocupa de aproximar en lo debido
unas células a las otras. Así por ejemplo en peces se realiza
la fecundación externa, puesto que el agua no ofrece peligro de deshidratación
para los gametos. Entonces en la proximidad de los huevos el macho suelta los
espermatozoides en el agua. Sin embargo los mamíferos terrestres para
evitar la deshidratación que el medio aéreo causa, introducen
los espermatozoides en una cavidad especial de la hembra en la que la humedad
los preserva de la deshidratación. También por ejemplo el hombre
se ocupa de procurarse alimentos, para ello utiliza sus propiedades intelectivas
y conocimientos, sin embargo el hombre no conoce cómo se realiza la digestión
de los alimentos en el interior de las células; en términos técnicos
el hombre desconoce cómo se realiza la respiración celular de
los nutrientes en el interior de las células, pero las células
lo "saben" y lo hacen. De otro modo, si nos pusiéramos a gobernar
con nuestra inteligencia el proceso de digestión, moriríamos.
Es evidente que cada nivel de complejidad se ocupa de los problemas referentes
a él mismo.
Sin embargo la potencialidad de resolver determinados problemas del sistema
superior reside en el inferior. Así un hombre no puede reproducirse si
no lo hacen sus células, no puede obtener energía para desarrollar
las funciones específicas de su nivel superior; si no la obtienen sus
células, no podría desarrollar sus cualidades intelectivas si
sus células no realizaran la respiración biológica. El
comportamiento de las partes es vital para el todo.
Una de las cuestiones que nos hace difícil percibir que podemos formar parte de un sistema integrado de mayor complejidad es que tenemos el concepto de que nuestro organismo está perfectamente ordenado y ese orden, que concebimos, no lo vemos reflejado en el medio en el que nos desenvolvemos. Sin embargo, la ciencia nos enseña que el orden es más una apariencia final de un proceso que un funcionamiento real. Esto nos enseñan los cuánticos que asumen que, dentro del átomo, cada partícula posee un comportamiento impredecible, pero al ser tantas partículas se manifiestan unas tendencias probabilísticas que producen un comportamiento final de las grandes aglomeraciones de partículas que es totalmente predecible. Para el profano el mundo de las reacciones químicas es perfectamente determinable y ordenado; sin embargo en su realidad más íntima es un proceso azaroso.
Desde una perspectiva global podríamos decir que los átomos de hidrógeno se unen entre sí para formar moléculas de hidrógeno, pero si pusiéramos en un recipiente sólo dos átomos de hidrógeno, habría muchas posibilidades de que ambos no se unieran en un cierto tiempo. Por otro lado a nivel biológico sucede lo mismo. Durante la formación del sistema nervioso las neuronas lanzan multitud de prolongaciones dentro de una búsqueda desordenada de conexiones con otras neuronas, las prolongaciones que encuentren conexión sobrevivirán y las que no serán eliminadas. La formación de nuestro sistema nervioso, la cumbre de nuestra perfección, es un proceso desordenado en esencia y ordenado en apariencia. Una experiencia mucho más inmediata a nuestra percepción nos la puede dar la observación de nuestro latido cardiaco del que muchas personas pueden dar testimonio de su irregularidad. El corazón esporádicamente tiene palpitaciones extrañas que manifiestan un cierto desorden.
El azar, como nos ha enseñado la teoría cuántica no impide
el orden, ni por tanto las leyes. A pesar de que las partículas atómicas
se gobiernen al azar, sus comportamientos globales son totalmente predecibles.
Solamente el caos (desorden total) puede impedir que las leyes se presenten.
Al estar incluidos y atrapados en un sistema biológico como el terrestre,
encontramos notables dificultades para obtener posibles visiones globales. Además
el azar observado nos impide percibir causas, y siempre nos deja en la duda
sobre si las causas existen o no. Asumimos al azar como un factor que contribuye
a la explicación de los fenómenos. Sin embargo, según nuestras
observaciones en el sistema biológico y por ejemplo desde perspectivas
evolutivas, la existencia del azar, lejos de desordenar el sistema contribuye
a que este alcance mayores niveles de complejidad, imposibles de conseguir sin
incrementar el orden. En una "biología cuántica" sería
posible transformar la evolución en una ley a partir de tener acceso
a una ingente cantidad de sistemas biológicos. Los observaríamos
a todos ellos y diseñaríamos estadísticas aplicables al
igual como han hecho los cuánticos en el átomo, posteriormente
veríamos el ajuste que realizarían los sistemas vivos a estos
modelos estadísticos y estableceríamos o no la existencia de leyes.
Para nosotros entonces no sería tan importante la existencia del azar,
como la frecuencia de comportamientos repetidos en los distintos sistemas biológicos.
El azar no nos impediría establecer la existencia de comportamientos
direccionales, finalistas, reproductores o de cualquier otro tipo, siempre que
se pudieran verificar determinados tipos de ajustes de la realidad a los modelos
lógico-matemáticos.
Nuestro problema es que, como dice Sagan, los biólogos estamos limitados
al estudio de una sola biología: la terrestre. Sabiendo ciertamente que
el azar no impide leyes (fenómenos que se repiten casi siempre), nos
vemos limitados al estudio de un único escenario terrestre con lo cual
aquello que pueden acometer otros científicos con extraordinaria facilidad
y naturalidad al disponer de un gran número de sistemas repetidos como
son los átomos, nos es negado en aspectos referentes a la biología.
La información científica que pudieramos conseguir sobre otros
sistemas biológicos sería extraordinariamente importante. De hecho
la búsqueda de la vida extraterrestre es un proyecto científico
mas. Se ensayó en Marte cuando en 1976 las sondas Viking realizaron pruebas
químicas y se intenta con radiotelescopios, en los que se pretende emitir
y recibir señales inteligentes de otras partes del Universo. Por otro
lado el interés por la vida extraterrestre es notable en la humanidad,
así lo muestran la ingente cantidad de libros y publicaciones y los programas
de radio y televisión que se ocupan de estos temas.
La
parte y el todo. El todo y la parte...
Nuestros modelos de razonamiento suelen estar construidos a partir del análisis de la acción de un objeto sobre otro, de una parte en el todo, pero no en ver el efecto del todo en sus partes. Ejemplos de la acción de un objeto en otro sería la acción de un león sobre una gacela, de un protón sobre un electrón, o de una energía en un instrumento. Ejemplos de modelos de una parte en el todo son, por ejemplo, los genes y su implicación en la vida del organismo, el papel de las partículas atómicas en el comportamiento del átomo. Sin embargo se pasa de soslayo sobre la influencia de un sistema de categoría superior sobre uno de categoría inferior y sin embargo estas interacciones existen.
Ha sido comprobado un tipo de comportamientos que tienden a integrar distintos
elementos dentro de un sistema. En febrero de 1.665, el físico Holandés
Christian Huygens, inventor del reloj de péndulo, durante una reclusión
en casa debida a una enfermedad, quedó mirando a dos relojes construidos
por él que colgaban juntos de la pared. Le llamó la curiosidad
ver que los dos péndulos oscilaban con perfecta sincronía. Probó
más tarde a perturbarlos y al cabo de media hora habían vuelto
a coger el paso. Observó también que cuando los separaba mayores
distancias dentro de la habitación tendían a retrasarse el uno
del otro. Con estas observaciones comenzó la teoría de los osciladores
acoplados. Comportamientos de este tipo se pueden observar en los seres vivos
en las rías de Malasia, Tailandia y Nueva Guinea, en los árboles
de cuyas riberas se reunen cada noche miles de luciernagas macho con objeto
de atraer a las hembras. Al principio de la reunión los machos destellan
de manera desordenada, pero con el transcurso de la noche las luciernagas empiezan
a emitir luz al unísono. También los grillos cantan al unísono,
y las ranas croan sincronizadas. No son extraños los mecanismos que tienden
a coordinar los comportamientos individuales.
Un ejemplo de la acción del todo sobre la parte a niveles físicos
es la influencia de la gravedad en los fenómenos universales. Sabemos
que la fuerza gravitatoria se explica por la existencia del todo e influye en
la parte. Así Newton calculaba la gravedad a la que estaba sometida la
Tierra a partir de las masas del Sol y la Tierra; para calcular la gravedad
a la que estaba sometida la Luna introducía la masa de la Tierra y la
Luna. Para Einstein la gravedad a la que está sometido un cuerpo en el
sistema Solar depende de todas las masas presentes en el sistema, no sólo
de dos como para Newton. Posteriormente a Einstein se asume que la gravedad
que actúa sobre un cuerpo depende de todas las masas presentes en el
Universo.
Podemos concebir una estrella como un plasma, un estado de la materia en la
que los núcleos van por una parte y los electrones por otra. La existencia
de una gravedad debida a toda la masa de la estrella produce que la masa de
este plasma actúe sobre si misma y produzca las reacciones nucleares
de fusión y como consecuencia calor, luz y elementos químicos.
La gravedad también genera sobre las partes vivas estructuras de sostén,
esqueletos para los animales, tejidos leñosos para los árboles.
La gravedad debida a todas las masas del Universo influye en las partes que
responden ante su influencia con comportamientos fisico-químico-biológicos
de distintos tipos.
La fuerza de gravedad es responsable a su nivel del orden cosmológico.
Su existencia en la Tierra la dota de energía calorífica, puesto
que aproxima los átomos lo suficiente como para que se produzcan reacciones
nucleares de fisión, en las que átomos más complejos se
rompen en otros más sencillos liberando energía. Este calor produce
corrientes de convección que impulsan a la materia sobre la que cabalga
la energía calorífica -que en última instancia surge más
o menos violentamente por zonas débiles de la corteza terrestre- y genera
toda la tectónica de placas y por consiguiente la Tierra cual la conocemos.
Pero además la forma de los seres vivos, sus esqueletos, su tamaño,
viene condicionado por la fuerza de gravedad. La gravedad causa que para sostener
los cuerpos en el aire tengan que tener esqueletos más poderosos que
en el agua, que los árboles deban tener maderas resistentes que permitan
que los troncos se eleven hacia el cielo, cosa que no necesitan las algas que
son mantenidas erguidas por el medio líquido.
Otras influencias del todo sobre la parte en los seres vivos son más
comunes de lo que pudiéramos pensar a priori. Un ejemplo lo tenemos en
la determinación embrionaria. Se llama así a la restricción
de la potencialidad futura que equivale a fijar el destino de una parte del
embrión. Como escribe Balinsky: "La determinación de las
partes del ectodermo no depende de causas inherentes al mismo. La diferenciación
de las regiones ectodérmicas depende de la posición en que se
encuentran situadas las células ectodérmicas". Un transplante
de un segmento del embrión a otra parte de éste no produce ningún
cambio en el embrión si se realiza antes del momento de la determinación,
que suele producirse hacia finales de la gastrulación, pero si el injerto
es posterior en el tiempo el embrión quedará alterado de tal modo
que si transplantáramos la zona de la cabeza a la parte posterior del
embrión, la cabeza comenzaría a generarse por dicha parte. Lo
importante es que la determinación no depende en origen de las células
que se van a determinar puesto que cambios en la posición antes de la
determinación no suponen cambios en la estructura del embrión
durante su desarrollo, ni por tanto de sus genes, sino de la posición
de las células dentro del embrión. Percibimos aquí un efecto
del todo sobre la parte.
Junto con Mendel, Thomas H. Morgan está considerado padre de la genética
moderna. A él se deben las experimentaciones que acercaron las leyes
abstractas de la herencia debidas al primero con los datos de la biología.
Morgan está considerado como un mecanicista, es decir, como un individuo
que piensa que las partes explican el todo, sin embargo no era un mecanicista
rígido tal como lo describe Allen que dice de él "Morgan
conocía demasiado bien el proceso de diferenciación embrionaria
como para creer que los genes actuaban de forma atomizada, independientemente
unos de otros o del ambiente celular global".
Otro ejemplo de la influencia del sistema sobre la parte lo podemos deducir
de las palabras de Kennedy y Dehay en su artículo sobre el desarrollo
del cerebro en el que hacen referencia a cómo la formación de
los circuitos neuronales no son un ejemplo de planificación genética
perfecta, sino que influyen en ellos aspectos no contenidos en los genes y pertenecientes
a la globalidad del sistema. Así escriben: "A un espíritu
cartesiano podría parecerle que la construcción de los circuitos
neuronales sólo necesita la puesta en relación ordenada de los
axones con sus neuronas objetivo. En realidad, la naturaleza no procede así,
como ya comprobaron con sorpresa los neurobiólogos hace mucho tiempo.
Sucede como si el programa del desarrollo comenzara por instalar un numero superabundante
de conexiones interneuronales, que se trata luego de triar, de seleccionar,
eliminando las neuronas y los axones supernumerarios. En efecto, ahora se sabe
que, para una población de neuronas dada, el proceso de muerte celular
sobreviene a partir del momento en que esta población comienza a establecer
conexiones con su estructura objetivo. Si se realiza la ablación de una
parte de esta, ello acarrea un aumento de la muerte neuronal entre las células
que envían allí axones". Los mismos autores hacen notar que
el funcionamiento del sistema nervioso influye en su misma formación,
del mismo modo que la existencia de una estructura cerebral que funcione a modo
de un órgano del lenguaje se verá condicionada según la
primera lengua que aprenda y manifestará su acento e influencia en lenguas
aprendidas varios años después. En palabras suyas: " Una
vez instalados diferentes elementos del cerebro ¿está este listo
para funcionar o necesita un periodo de rodaje durante el cual la actividad
nerviosa efectuará un ajuste final de las conexiones? Numerosos experimentos
efectuados estos últimos veinte años han revelado que el mismo
funcionamiento de los circuitos nerviosos desempeña un papel en su instalación.
Una gran parte de estos experimentos ha sido realizada por T. N. Wiesel y D.H.
Hubel en el sistema visual (en 1981 recibieron el premio Nobel por estos trabajos)".
Las palabras de Kennedy y Dehay nos ilustran sobre dos aspectos interesantes
dentro del mundo biológico, el primero es sobre cómo el todo influye
sobre la formación de la parte, y el segundo nos permite observar los
fenómenos biológicos como procesos parcialmente desordenados en
su formación pero que no impiden la creación de complejos órganos
y la realización de funciones complicadas.
La existencia de sistemas es a mi modo de ver incontestable. Se dan a todos
los niveles de la naturaleza. La asociación entre núcleos y electrones
hizo aparecer a los átomos y las moléculas; gracias a ellos apareció
un mundo químico inexistente hasta entonces, los átomos y moléculas
comenzaron a reaccionar entre ellos y plantaron los cimientos del metabolismo
y reproducción sin el que los seres vivos nunca hubiéramos podido
existir. Las moléculas orgánicas e inorgánicas fueron capaces
de formar el sistema celular, gracias a él y mediante un aislamiento
selectivo la vida comenzó a este lado de las membranas celulares. Las
células comenzaron a asociarse en organismos pluricelulares, de tal modo
que al reproducirse no solamente arrastraban los caracteres de cada célula
por separado, sino también del sistema del que formaban parte. ¿Quién
puede dudar de que el cuerpo humano forma un todo integrado?, ¿quién
puede dudar de que al reproducirse el hombre no lo hacen también sus
células, y que al reproducirse éstas lo hace también el
hombre?
¿Constituimos cada ser humano, cada mosca, cada individuo de una especie, el sistema más complejo que puede existir, o formamos parte todos de un sistema de complejidad superior en el que nos encontramos integrados? Por tanto, ¿forman los seres humanos junto con otros un sistema superior? Existen multitud de experiencias que demuestran que al menos el hombre está inmerso y conectado con el entorno que le rodea. Mi intención es comentar algunas de ellas.
La misma selección natural es una influencia del todo sobre la parte,
la naturaleza selecciona a sus partes. La explicación a partir de las
partes de cualquier aparición o extinción de especies biológicas
resulta incompleta. Es imposible explicar satisfactoriamente cualquier aspecto
natural si no conocemos en concreto que es la naturaleza. ¿Pero es la
naturaleza un sistema o una serie de partes no lo suficientemente integrada
para formar un sistema?, ¿cómo reconocer un sistema superior?
Desde luego, podemos percibir en nuestra realidad inmediata señales sobre
la acción del medio exterior sobre nosotros mismos. Si tomamos la cultura
como un sistema de comportamientos y frutos de estos comportamientos (obras
arquitectónicas, libros, ingenios, etc), es evidente que la cultura incide
en el pensamiento, y en el comportamiento de los individuos influenciándolos
y condicionándolos. Tenemos un ejemplo en las diversas concepciones de
la evolución según las distintas culturas, casos citados de Imanishi,
Darwin y los marxistas. Las culturas son un todo que influye sobre el pensamiento
de las partes. Desde cómo un hombre va a concebir el mundo, hasta cómo
va a vivirlo está condicionado por la cultura.
Pude ser testigo de una sesión de hipnosis en la que a una persona se
le dijo que era el diablo y fue sometida a distintos tópicos como el
enseñarle la cruz, echarle agua bendita (que era del grifo) e incluso
exorcizarla para que saliera el demonio; el resultado fue que el hipnotizado
se comportó según los tópicos culturales: gritaba horrorizado
cuando se le enseñaba la cruz y la Biblia, el agua -falsamente bendita-
le quemaba. Con toda probabilidad un individuo de otra cultura desconocedora
de estas particularidades culturales no hubiera manifestado este comportamiento.
Por otro lado ciertas experiencias de las llamadas al borde de la muerte concluyen
en el final de un túnel con una salida fuertemente iluminada en la que
encuentran a Cristo (según testimonios). Mi opinión es que en
estas situaciones se manifiesta el inconsciente colectivo postulado por Jung,
otra acción del sistema sobre la parte.
En los países pobres la falta de tecnología y otros factores causa
la escasez de alimentos, lo que produce que la alimentación sea peor
y que los niños crezcan menos que en época de bonanza. El sistema
afecta hasta el metabolismo de los individuos que constituyen los pueblos. Por
otro lado los hábitos alimentarios de un sistema social influyen sobre
la vida de los individuos. Se suele hablar de que la dieta mediterránea
alarga la vida y que el abandono de este tipo de dieta por parte de la población
española acortaría (estadísticamente) la vida de los españoles,
hasta ahora más larga que la del resto de europeos.
Las guerras, las epidemias de hambre, los períodos de euforia colectiva,
las depresiones económicas, todo incide sobre el comportamiento de las
personas en general, sobre la supervivencia y la alimentación.
Es evidente que la actividad de los organismos viene influenciada por factores
astronómicos que causan los períodos día-noche o las estaciones.
El metabolismo, el crecimiento, los nacimientos, los períodos reproductores
se ven afectados por estos factores.
Los científicos no se ponen de acuerdo, quizá porque no está
claro, sobre cuál es el sistema que gobierna el cuerpo de los seres pluricelulares:
si el sistema nervioso -que encima muchos organismos no poseen(1)-
o el sistema hormonal; si admitiéramos que es el sistema hormonal, tendríamos
que aceptar la influencia de la Luna en determinados comportamientos. Quién
puede hoy día negarla en el ciclo menstrual, (ya mencionado con anterioridad),
regido por meses lunares de 28 días. Es sabido por la policía
que en Luna llena suele haber más percances, más accidentes de
automóvil, y que los bares se llenan más, es la conocida como
"Luna de los borrachos". Plantar ajos en Luna no adecuada puede producir
que éstos se salgan de la Tierra; cortar madera en Luna no adecuada produce
que la madera sea más sensible a la carcoma. Los cogedores de setas expertos,
que suelen ir a los mismos rodales a cogerlas saben que según en qué
luna vayan, van a coger o no. Existen libros de pesca cuyas claves se basan
en la Luna. Sabemos que la Luna, -cuya masa comparada con la de la Tierra es
proporcionalmente mayor que la de cualquier otro satélite respecto a
la de su planeta orbitado, de nuestro sistema Solar-, es capaz, en combinación
con el Sol y a través de sus energías gravitatorias, de deformar
la Tierra no sólo en su parte líquida -produciendo las mareas-
sino también en su parte sólida; esta deformación se calcula
en unos 20 cm. Es evidente que la fuerza gravitatoria es capaz de deformar sistemas
en estado de gel como los vivos, produciendo, quizá, diferentes síntomas
en los organismos. No obstante no sabemos cómo se produce, de hecho ni
siquiera sabemos con seguridad cómo se transmite la energía gravitatoria(2).
Pieau ha demostrado que el sexo de la tortuga europea depende unicamente de
la temperatura de incubación de los huevos. En muchas especies una variación
de un grado basta para pasar de un 100% de machos a un 100% de hembras. Fergusson
y Joanen concluyen de manera similar para el aligator, si bien en este caso
tras incubar los huevos a menos de 32 grados sólo dan hembras y a más
de 34 sólo dan machos. En el crustáceo Gammarus duebeni la determinación
del sexo resulta de la duración relativa del dia y de la noche. Múltiples
serían los ejemplos a aportar en este sentido. Parece ser que el medio
ambiente actua como un ajuste de determinantes genéticos y biológicos
en ciertos grupos biológicos, si bien parece que en mamíferos
y en aves que incuban sus huevos los factores del entorno son poco o nada determinantes
en la determinación del sexo.
La conclusión se extendería hacia la admisión de que determinados
elementos ajenos a los cuerpos influyen en los aspectos orgánicos.
Una vez admitimos la influencia sobre el hombre y los demás organismos
de factores que provienen del entorno, el gran problema es saber si estamos
integrados dentro de un sistema superior a nosotros o no existe este sistema
y por tanto no constituimos una parte de nada sino solamente un individuo parcialmente
integrado en su medio ambiente. La influencia de los sistemas superiores sobre
los inferiores es una vieja idea de Platón que suponía que el
macrocosmos influía y se reflejaba en el microcosmos. Los hermanos Odum
en su Fundamentals of ecology consideran al ecosistema como un organismo vivo
de categoría superior a los individuos que lo forman, ya que según
ellos no aumenta entre sus distintas partes lo suficiente la entropía
(o de otro modo el desorden) como para decir que estamos fuera de un ser vivo.
Las relaciones entre los distintos componentes del ecosistema tienden a equilibrar
las desviaciones con objeto de mantener la viabilidad del conjunto.
Si realmente formáramos parte de este gran organismo o sistema superior,
¿Cómo tendría que ser este sistema de categoría
superior al hombre? Con seguridad primero debería asumir las propiedades
de todos los sistemas de categoría inferior, es decir si Jacob habla
de lo chapucero del código genético, esta característica
debe ser asumida también. Desde una perspectiva humana es lógico
que un ser vivo no sea perfecto, la evolución por tanto puede ser la
manifestación de un proceso orgánico dentro del sistema biológico
que asumiría las propiedades de sus constituyentes. Debería ser
un ser vivo y por tanto debería tener metabolismo, reproducción,
un código genético y un mecanismo que garantizara la acción
del todo en la parte. Desde luego el sistema podría funcionar a partir
del metabolismo y reproducción de cada uno de sus componentes. Su código
genético podría ser el mismo que el nuestro, de hecho probablemente
todas las células de la biosfera lleven codificados caracteres de este
sistema superior.
Por otro lado este sistema debería ser inabordable por parte de cualquier
elemento que lo compusiera, su conocimiento y comprensión por parte de
sus constituyentes podría llevar a su manipulación, cosa que pudiera
llegar a ser peligrosa para la parte y para el todo. Imaginemos que nosotros
como sistema pudiéramos ser gobernados por nuestros glóbulos rojos.
Su escasa capacidad afectaría negativamente a nuestro organismo al no
estar dotado de las suficientes cualidades como para coordinar adecuadamente
nuestro cuerpo.
Su viabilidad como ser vivo y la de sus constituyentes va a depender de que
su estirpe sobreviva a la desaparición de la Tierra y del sistema solar.
Por tanto, a la larga, debe ser capaz de generar una solución que permita
llevar una semilla a otro lejano planeta.
Por otro lado no tiene por qué ser inteligente. Pretender que un sistema
superior debe asumir la inteligencia es sobrevalorarla. Nuestra razón
no nos permite llegar al conocimiento perfecto, ni probablemente nos lo permitirá
tal como predicen todos los teoremas limitativos. Por otro lado, como ya se
ha dicho, el conocimiento perfecto representaría debilitar al sistema
superior a la vez que negaría desde una perspectiva lógica la
existencia del sistema superior, ¿para qué sistemas superiores
si ya existen seres perfectos?, ¿cómo iban a ser superiores?
Asociando la inteligencia a apéndices articulados es posible fabricar artefactos; y esta propiedad de los hombres como seres inteligentes y dotados de manos puede ser de utilidad para fabricar un ingenio con el que llegar a otro lugar lejano.
La inteligencia parece ideal para generar una lucha tecnológica en un
marco de competitividad entre grupos, para eso puede ser que existan las distintas
lenguas, las distintas culturas, las distintas naciones, los distintos intereses,
la competitividad comercial, las armas, la tecnología punta al servicio
de los ejércitos, la guerra, etc. El hombre como parte de la naturaleza
viva asume sus propiedades. En su conducta como especie es fácil observar
unas fuerzas que tienden a diversificarlo frente a otras que tienden a unirlo.
La diversificación implica la diferencia y ésta lleva a distintas
estrategias en la lucha por los recursos y la energía. Las fuerzas que
unen a los grupos permiten potenciar las soluciones del grupo. Si el resultado
es la supervivencia se beneficia la vida en general y, caso de existir, el sistema
superior.
Sin embargo la inteligencia no da la libertad. Los hombres no somos libres.
Como animales sociales estamos sujetos a un orden. Como seres vivos debemos
cumplir y cumplimos con las propiedades de éstos, somos poseedores de
un metabolismo y de una reproducción: nacemos, crecemos, nos relacionamos,
nos reproducimos y morimos. Como animales estamos sujetos al movimiento para
conseguir el alimento y no podemos utilizar la luz como fuente energética.
Como terrestres estamos preparados para respirar aire y podemos ver el cielo;
como hombres hemos desarrollado una tecnología a la que no podemos renunciar.
Nuestra supervivencia como especie numerosa no depende tanto de lo que sabemos
como de lo que somos capaces de hacer. El poder de las naciones se basa en la
tecnología, éstas para conservar el puesto dentro del ranking
de naciones poderosas la desarrollan en la medida de sus posibilidades. Las
guerras sirven para quitar límites a las inversiones en desarrollo tecnológico.
De repente aparece el espacio exterior. Por un lado un frente más donde
luchar por el poder, por otro lado un camino no bélico donde rentabilizar
inversiones en nuevas tecnologías. Algo incomprensible, 2/3 partes de
la humanidad en la indigencia(3)
y los países más poderosos gastando ingentes sumas de dinero enviando
sondas a planetas remotos para aumentar los conocimientos sobre ellos, no se
sabe bien para qué. De momento un proyecto para el primer cuarto de siglo
XXI: llegar a Marte. En él están interesados los estadounidenses
y también los ex-soviéticos. Carl Sagan se refiere a éste
problema. El capital necesario para llegar el hombre a Marte es de 500.000 millones
de dólares a corto plazo. La tecnología necesaria ya está
disponible, sin embargo esta cifra contrasta con los 300.000 millones de dólares
de presupuesto total de la Nasa para 20 años. Para este autor no es relevante
llegar al planeta rojo en el siglo XXI o en el XXII. Existen razones morales
para preocuparse de otros problemas relacionados con la situación económica
del mundo; planificando bien las investigaciones se puede llegar a la adquisición
de la misma tecnología a precios más económicos.
Pero parece ser que el mundo no funciona basándose solamente en planteamientos solidarios, incluso me atrevería a decir que el mundo no parece estar hecho para estar arreglado, más bien parece una fuente inagotable de conflictos.
El presupuesto anual de la Nasa, unos 15.000 millones de dólares contrasta
con el presupuesto anual de defensa de los EEUU, unos 250.000 millones(4).
Evidentemente la Nasa está en época de restricciones económicas,
no obstante la carrera espacial continúa, aunque en fase de mayor cooperación
entre las partes. Sin embargo es fácil suponer que en situaciones conflictivas
se potencie el desarrollo por separado en aspectos como satélites militares
y espías. Queda mucho por mejorar, nuestra tecnología no es la
suficiente para evitar ciertos problemas. Un número considerable de las
sondas que se han enviado a Marte, o a Júpiter -como la Galileo- han
tenido problemas de funcionamiento, cuando no se han perdido. Proyectos caros,
de unos 150.000 millones de pesetas, fallan en las conexiones con la Tierra,
no se les despliega una antena similar a un paraguas, no se les activa una cámara
fotográfica o se construyen telescopios miopes.
El camino del hombre hacia las estrellas va a continuar, a veces con poco presupuesto,
a veces con más. Rusia en medio de una terrible crisis mantiene continuamente
una estación orbital habitada por astronautas y sigue con sus proyectos
de enviar sondas a Marte, etc. Nuestra tecnología de dentro de mil años
es impensable, pero marca una dirección múltiple ¡hacia
el espacio!
El hombre no es libre, está condicionado por su origen y sus propiedades,
¿pero también por un sistema más complejo al que pertenece?
Su inteligencia no le libera, sino que está obligado a utilizarla con
fines tecnológicos en el camino de la consecución del poder.
El desarrollo tecnológico es explosivo. Del primer computador, más
bien una calculadora, que ocupaba más de 100 m2 y se estropeaba cada
10 minutos, al chip fabricado por la empresa Plessy destinado a equipos militares
que incluye 240.000 transistores en un cuadrado de 1,1 cm, han pasado mucho
menos de 100 años. ¿Qué será dentro de 1.000, de
10.000 o de 100.000 años?
Los problemas de este sistema superior al que pertenecería el hombre
serían reproducirse y acceder a la energía sin competencia de
otro individuo de un sistema similar. Estas cuestiones son resueltas sin problemas
por los árboles, seres que no disponen de inteligencia, pero que de todas
formas solucionan todos sus aspectos biológicos satisfactoriamente. Como
el árbol, el sistema superior debería poseer unas estrategias
internas, que en sincronización con determinados factores externos, activaran
las fases de su ciclo vital tal como la reproducción, o el crecimiento.
Este sistema influiría sobre las partes, ¿pero de qué modo?
Si nos fijamos en nosotros mismos, en nuestro organismo, observaremos que a
no ser un accidente orgánico, un proceso patológico , nosotros
no podemos hacer daño a nuestro propio cuerpo. No disponemos de la libertad
de morirnos cuando queramos, de parar nuestro corazón, de dejar de respirar,
incluso aunque algunas personas no deseen reproducirse, unos individuos u otros
lo hacen en la suficiente medida como para que la especie se perpetúe.
Nuestro cuerpo está repleto de actos involuntarios que se niegan al control
absoluto del hombre sobre sus células(5)
, a la agresión del todo hacia la parte. Del mismo modo podemos deducir
que globalmente el sistema superior no posee la capacidad de agredir a sus partes.
Ahora bien, puede dirigirlas influenciando y condicionando su desarrollo para
el beneficio global en aspectos metabólicos y reproductivos, incluso
aunque en alguna parte se produzcan daños. Una mujer embarazada sufre
un perjuicio derivado de la toma de nutrientes por parte del feto. El consumo
de calcio por parte del hijo produce que muchas mujeres pasen por problemas
de descalcificación en los dientes y en los huesos. Las hormonas durante
el embarazo también afectan a su circulación y le producen varices.
El cuerpo se deforma, etc. Sin embargo el sistema atraviesa por esta fase supeditado
a un bien global como es la reproducción.
El sistema superior, aunque no sería accesible al sistema inferior, sin
embargo estaría contenido de alguna manera dentro de cada individuo,
como un holograma(6) , en donde en
cada una de sus partes estaría la información del todo pero sin
ser conscientes de ello. Ello permitiría una cierta influencia en las
conductas de los seres inferiores. Algunos reflejos podrían ser presentidos
en los individuos según el nivel de consciencia. Quizá por ello
la universalidad en la creencia en un dios o dioses, que incluso como en el
cristianismo se dice existe dentro de todos los hombres, pero no está
en ninguna parte, recordando mucho al holograma. En las culturas más
insertadas en la naturaleza, indios americanos, cazadores recolectores, se identifica
con una intensidad notable al dios con el entorno.
La cuestión es que a la hora de comprender la naturaleza de la parte
no podemos percibirla si no comprendemos la naturaleza del sistema superior
al que pertenece y en el que se integra. Nunca sabremos bien qué es el
hombre si no conocemos adecuadamente el sistema en el que está integrado,
pero del mismo modo no podríamos conocer bien al sistema si no captamos
adecuadamente la parte. Por otro lado el lenguaje se encarga de que no podamos
percibir correctamente a ninguno de los dos. Nos es imposible conocer la naturaleza
del todo a partir de la parte y de la parte a partir del todo.
NOTAS
(1) Todos los vegetales. (Volver)
(2) Otra posible explicación de la acción de la Luna sobre los organismos se fundamentaría en la acción de la luz lunar en la Tierra. Así en vegetales las intensidades de luz lunares excitarían la producción de hormonas del crecimiento. La luz lunar no puede ser responsable de otras influencias de la Luna como es el caso de los cangrejos soldado. Éstos salen de sus escondites en la arena de la playa cuando la marea retrocede y entran en un periodo de actividad para alimentarse. Antes de que la marea vuelva a avanzar los cangrejos lo presienten y retroceden a la zona donde se ocultan y cesan su actividad. Es irrefutable que las mareas están producidas por la gravedad del satélite y que su hora varía dado que la Luna retrasa cada dia su hora de salida. La debil luz lunar no explica este comportamiento porque se realiza en pleno día bajo la potentísima luz solar. Sin embargo, estos casos son efectos del Sistema Solar sobre los organismos terrestres incluidos en él. (Volver)
(3) En 1992 existían en el mundo 780 millones de desnutridos crónicos. El 20% de estas personas, según la FAO, vive en zonas donde no escasean los alimentos y no tiene acceso a ellos por falta de dinero para comprarlos. Puede haber mayor prueba de que este mundo es "extraño". (Volver)
(4) Los datos referentes a defensa de EEUU y a la NASA fueron obtenidos a principios de los años 90 en los que se escribió inicialmente este texto. No obstante, apoyan perfectamente la argumentación de este texto que en 2006 es perfectamente válido a juicio de este autor. (Volver)
(5) Un ejemplo sería el control de nuestro corazón. Este órgano no late atendiendo a nuestra voluntad, sino que actúa independientemente de ella. ¡Que desastre orgánico si tras un enfado le ordenáramos al corazón que dejara de latir!. (Volver)
(6) El holograma descubierto por Denis Gabor, posee unos fundamentos matemáticos en los que se observa que la información está uniformemente repartida: cada punto posee la imagen del todo; si se rompe la placa, cualquier trozo nos sirve para reproducir la imagen entera. (Volver)