Las dificultades para afrontar el complejo crecimiento de las grandes ciudades, debido a la incorporación de nuevos modos de asentamientos terciarios comerciales, direccionales, etc. , productivos e incluso residenciales y de fórmulas de localización más abiertas, ponen en tela de juicio algunas de las pautas urbanísticas que resultaban eficaces hace tan solo algunos años y evidencian muchos de los dilemas actuales. La preocupación cada vez mayor por los efectos colaterales de la ocupación del territorio y su relación con el desarrollo urbano abusivo de las últimas décadas consolidan a la URBANÍSTICA como una disciplina que conlleva grandes responsabilidades sobre el equilibrio de la naturaleza que es el soporte de la vida en nuestras ciudades y fuera de ellas.

Si reconocemos la URBANÍSTICA como un proceso de conocimiento en el que la experiencia forma un cuerpo fundamental, estamos avanzando que no se trata de una disciplina estática, sino que depende de variables complejas cambiantes en el tiempo y en el espacio, de la que es imposible extraer recetarios con soluciones universales. De nada sirve adquirir conciencia de la magnitud que puede alcanzar una decisión mal tomada en este campo, si no se apoya de conocimiento. Resultará imposible defender nuestros patrimonios, urbanísticos, paisajísticos, o ecológicos, si no se forma en el alumno un discurso sólido y persuasivo que ponga en su sitio los intereses económicos particulares de cortas miras que han hecho sucumbir a tantos arquitectos.

El taller de Urbanismo y Paisaje quiere garantizar que los estudiantes tomen conciencia de las implicaciones de la URBANÍSTICA para que no practiquen el proyecto fácil, rápido e irreflexivo que una visión puramente crematística de la profesión puede llegar a tener. Es necesario saber que no hay solución de continuidad entre la Arquitectura y el Urbanismo y que de la misma manera que se considera el objeto arquitectónico como obra de arte y se trabaja sobre la composición de fachadas, es necesario contemplar las relaciones entre edificios y las escalas de los espacios vacíos, y que las alturas edificadas no dependen sólo del rendimiento económico que el mercado otorgue a un suelo, sino que tendrán que atender a compromisos de diversa naturaleza, como los estéticos, funcionales o sociales, y que los arquitectos somos los encargados de defender la existencia de criterios objetivos en defensa de la calidad ambiental, de la racionalidad funcional y significación social de las ciudades y, desde luego, de la importancia de la composición en la construcción del paisaje urbano.
El urbanismo conlleva escalas de trabajo con las que supone un esfuerzo familiarizarse y por eso necesitaremos recursos sólidos sobre orden y composición. Cabe hablar de ritmos, de dualidades, de referencias visuales, de vínculos morfológicos, de elementos de conexión y sutura, de estructuras y de relaciones complejas, primarias, ordinarias y extraordinarias, entre otras muchas cosas. Un pensamiento múltiple con todos los matices que nuestra sensibilidad pueda captar tanto en la lectura de las preexistencias para hacer comprensibles los espacios, como en la búsqueda y materialización de las soluciones.
La asignatura de Urbanística 2, tras la visión general que supone su predecesora: la Urbanística 1, deberá consolidar la puesta en práctica de las enseñanzas del urbanismo moderno en un fragmento de ciudad adecuado para su ensayo. Se produce un aumento escalar con respecto al curso anterior, pero no se aborda aún en el proyecto la ciudad en su conjunto ¿tan sólo en el análisis por motivos obvios¿, sino que se fija la escala intermedia como ámbito de estudio, y se determina el periodo de las referencias circunscrito a las experiencias del urbanismo moderno en sentido amplio.