La Universitat Politècnica de València (UPV) ha presentado el Plan Territorial Estratégico para el área centro-sur de la Sierra Calderona, una obra realizada en el marco del convenio suscrito en su día entre la UPV y los ayuntamientos de los cinco municipios que integran la zona (Serra, Náquera, Olocau, Marines y Gátova), y que plantea un plan territorial estratégico cuyo objetivo es facilitar, desde la perspectiva medioambiental, cultural, económica, infraestructural, paisajística y social, el planeamiento armonizado y el desarrollo sostenible del citado territorio.

Realizado por un prestigioso equipo multidisciplinar bajo la dirección del profesor Juan José Galán, el plan recoge en 684 páginas las fortalezas y debilidades del enclave, planteando diez planes sectoriales con el objetivo de aprovechar las primeras y paliar las segundas: ordenación territorial y paisaje, forestal, cinegético, agrícola, ordenación urbana, patrimonio cultural, turístico y uso público, desarrollo socioeconómico y sostenibilidad, gobernanza y participación pública.

En su intervención, el rector ha querido subrayar que este plan "es el resultado de una exhaustiva investigación académica. En él, han tomado parte alumnos de diferentes disciplinas -ingeniería agronómica y forestal, ingeniería civil, arquitectura.- y eso lo convierte no solo en un documento tremendamente exhaustivo, sino también en un instrumento muy completo desde múltiples perspectivas".

Entre otros diagnósticos, el estudio revela la escasa coherencia de los recorridos forestales y su desconexión de los cascos urbanos, la dependencia casi exclusiva del vehículo privado para cualquier trayecto que se realice en la zona, el gran desconocimiento del patrimonio cultural de la zona que, con motivo del estudio, se ha inventariado, la difícil relación entre los cinco cascos urbanos y las urbanizaciones que existen, la insuficiente iniciativa empresarial, la vulnerabilidad de las economías locales y el acusado endeudamiento de los ayuntamientos.

Por otra parte, el trabajo también destaca las fortalezas del área, que engloba más de 200 km2: el buen uso combinado de pistas y cortafuegos que ayudan enormemente a la lucha contra incendios, la calidad de los servicios y equipamientos de los cascos urbanos, la buena conexión viaria, el tremendo valor del paisaje, la fuerte afluencia de visitantes tanto estacionales como puntuales y un largo etcétera de elementos positivos a tener en cuenta.

El plan no se detiene en la teoría, sino que propone varias líneas de actuación prácticas, como delimitar los crecimientos urbanos para mejorar la relación entre el medio forestal, agrícola y urbano; analizar los posibles aprovechamientos económicos del medio forestal que, además, pueden suponer una fuente de empleos; explorar nuevos cultivos más rentables que los tradicionales cítricos y reorientar la producción hacia mercados especializados; incorporar en los municipios tipologías edificatorias más sostenibles, etc.

En cuanto a los proyectos piloto, el plan va más lejos y plantea la posibilidad de crear, por ejemplo, un banco de tierras y otro de espacios urbanos (viviendas, solares y espacios públicos), o constituir una empresa para el turismo activo y sostenible en el medio natural.