Vancouver fue declarada en 2009 como ciudad más habitable del mundo por The Economist, pero además se encuentra entre las ciudades más verdes del mundo gracias a las acciones que se han llevado a cabo en los últimos años debido que la ciudad fue de una de las primeras en reconocer la gravedad del cambio climático y, ya en 1990, emprendieron programas destinados a la reducción de emisiones CO2. En la actualidad, los habitantes de Vancouver tienen la menor huella de carbono de América del Norte. 

A pesar de sus ventajas naturales, los valores ambientales fuertemente arraigados en su población y el camino ya recorrido, Vancouver está todavía lejos de alcanzar sus objetivos para convertirse en la ciudad más sostenible y verde del planeta. Se siguen consumiendo grandes cantidades de recursos y emitiendo enormes volúmenes de gases de efecto invernadero y contaminando el aire, el agua y produciendo residuos sólidos. Se estima que la huella ecológica de Vancouver sigue siendo tres o cuatro veces superior a lo que la tierra pudiera mantener.

Por ello Vancouver está desarrollando un ambicioso Plan de Acción para convertirse en la Ciudad Más Verde del Mundo en 2020, “Greenest City 2020”, el objetivo es claro: reducir la huella de carbono, al mismo tiempo que se mejora la calidad de vida en la ciudad con el fin de no comprometer la calidad de vida de las generaciones futuras o de las personas que viven en otras partes del mundo. Vancouver no es la única ciudad que aspira a ser la ciudad más verde y limpia del mundo: Londres, Sydney, Copenhague, Nueva York, Portland, Seattle, San Francisco, Chicago, Toronto, Berlín, París o Estocolmo también se han unido a la carrera. 

Para esta ciudad, transformarse en una ciudad sostenible es más que un objetivo medioambiental, es también una estrategia económica inteligente, ya que se considera una ventaja competitiva para atraer inversiones de capital, empresas innovadoras y trabajadores cualificados y con talento.

El Plan de Acción 2020 se divide en diez objetivos más concretos, cada uno con un objetivo a largo plazo y un objetivo específico para el año 2020 inspirado el modelo sueco ("conseguir la sostenibilidad en una generación"). Se reconoce que los objetivos no se podrán cumplir en veinte o treinta años, pero para medir y contabilizar de manera más rigurosa cada uno de los diez objetivos se han identificado indicadores más concretos y medibles de forma rigurosa.

En conjunto, estos diez objetivos se pueden agrupar en tres áreas generales cuyos fines se dirigen al fomento de la economía y empleo verde, sostenibilidad en los barrios y la salud de las personas.