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UPV
 

Francisco Brines

Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia. Investido el 4 de octubre de 2001


Palabras del Rector

Agradecimientos y felicitaciones.

Este es un curso académico que se inicia encontrándonos aún consternados de hasta dónde puede llegar la barbarie humana: consternados por la magnitud de la locura, no por el dolor producido, pues el dolor causado por una sola vida, arrebatada a un solo inocente en cualquier lugar del mundo, vale más que todas las sinfonías y que todos los libros juntos que se hayan escrito, pero a ese dolor ya estábamos acostumbrados. El ser humano debiera saber que sólo está autorizado para ejercer la violencia del amor, ya sea amor a las cosas, ya sea a las ideas, o a los seres humanos. El ser humano no debiera olvidar que sólo le están permitidas las explosiones de afecto, de pasión de la palabra o de manifestaciones de sensibilidad. Exactamente como D. Francisco Brines ha hecho hoy con nosotros. Exactamente como ha hecho a lo largo de toda su vida con todo lo que ha estado a su alrededor y a su alcance. Era hora de devolver a este universal valenciano ilustre algo de lo que él nos ha dado. Gracias D. Francisco ¡Viva la vida!.

Este es un curso académico que se inicia con más síntomas de preocupación de los que serían razonables. Todos los que aquí estamos, todos los que disfrutan y padecen, trabajan, enseñan y aprenden, todos los que viven la Universidad, todos los que tienen responsabilidades institucionales, todos a quienes afecta la cultura, la ciencia y la aplicación de los conocimientos, en definitiva, una gran parte de la Sociedad, sabemos, tenemos opinión sobre qué es y qué debe ser la Universidad. Es posible que entre todas las opiniones no haya dos iguales entre sí, que todas las opiniones y todos los modelos sobre lo que es y lo que debe ser la Universidad sean distintos. Es posible, incluso, que haya mayor número de opiniones que de opinantes. No importa, esa ha sido siempre la esencia de la Universidad, crisis, crisis en acción, contradicción y creación, debate y confrontación de ideas, de todas. Sin descartar ninguna a priori, pues en el conjunto de todas las ideas se encuentran las buenas. Mas, a pesar de la preocupación que nos envuelve, nadie puede poner en duda que, en general, la Universidad ha cumplido hasta hoy. Tenemos una razonablemente buena Universidad Española. Como también tenemos una gran Sociedad que hace tan sólo 20 años sería imposible imaginar. Tenemos una Sociedad de libertades y de igualdad entre hombres y mujeres en un espacio de oportunidades para todos los ámbitos sociales tal, que nunca había existido nada parecido antes de ahora.
Sin embargo, estamos preocupados por el futuro inmediato pues a él nos debemos. Los hechos de hoy que insinúan los hechos que ocurrirán mañana no concuerdan con lo que nos dice la teoría sobre lo que mañana va a ocurrir. La solución a esta discrepancia no es cerrar los laboratorios si no coinciden los experimentos que validan el futuro con la teoría que predice el futuro. Si la realidad no se adapta al modelo, la solución no es decir "peor para la realidad", sino revisar el modelo, mejor aún, tirar el modelo por la ventana, pues, en una Universidad, la medida del futuro es el futuro sin medida.

La Ley de Universidades que nos va a perturbar en los próximos tiempos y a regir después, no es una ley pensada para aprovecharse de las oportunidades y defenderse de las amenazas del siglo XXI a pesar de algunas aportaciones positivas. ¡Qué lástima! Pues era necesaria una coartada, porque es necesaria una ruptura con el actual marco legislativo universitario de la LRU que hasta ahora hemos tenido. Porque ha llegado el tiempo de decir a las Universidades que "la Universidad no es de los universitarios". La Universidad es de la Sociedad, y en particular, de la Sociedad que responde. Pertenece a la soberanía de la Sociedad de hoy para servir a la sociedad del futuro. Esto hay que decirlo ya y decirlo con una buena ley de Universidades. Queda aún la esperanza de que en el proceso parlamentario en el que se encuentra, se modifique lo suficiente para que la ley se merezca una matrícula de honor. Nuestra Sociedad no se merece menos. Si no es así, propongo: primero, que se derogue la Ley de Universidades que tenemos; segundo, que sea sustituida por una ley con una sola página en blanco que diga "los afectados por el futuro están corresponsabilizados con él", pues un universitario responsable sólo necesitaría ese lema y aún sería excesivo; y, tercero, que declaremos nuestra inconformidad civil a cualquier intento de imponer una ley sobre Universidades venga de donde venga. La ley que necesita la Universidad es una ley para manejar el riesgo que es el instrumento de la innovación y de las oportunidades. No queremos una ley de Universidades como la actual que puede permitir que la Universidad se autoblinde insolidariamente de la Sociedad. Ni queremos una Ley de Universidades como la que se nos anuncia, que nos puede hacer ajenos huéspedes del compromiso del futuro. Queremos un instrumento que, estimulado, financiado y hombro con hombro con la Sociedad permita entregarse a una de las más nobles tareas que puede realizar el ser humano: la generación y la transmisión del conocimiento. ¡Qué menos que pedir una ley que nos permita reconocernos! Una ley en la que aparezcan palabras como: Técnica, Tecnología, Desarrollo, Innovación educativa, Innovación tecnológica, Arte, Emprendedores, Creación de empresas, Empleo de postgraduados, Iberoamérica, junto a palabras como Etica, Libertad, Cultura, Solidaridad, palabras unas y otras de uso frecuente en esta Universidad. No percibimos hoy que la nueva ley sea una ley hecha pensando en la Universidad Politécnica de Valencia.

En esta Universidad hay muchas personas que hemos creado un estilo de hacer que hoy es admirado y prestigiado en muchos sitios. Nuestra relación con la Sociedad real, con las pequeñas empresas, facilitando la entrada de futuros titulados de la UPV, nuestra actividad en formación y en I+D+I con ellas, con las grandes empresas, diseñando productos a medida, como ocurre en la Ford, en donde una Escuela de Ingenieros Técnicos está funcionando dentro de la factoría, hecho sin precedentes que lleva en marcha varios años. Nuestra generosa y hegemónica acción internacional, en Iberoamérica. La Universidad española será iberoamericana o no será. Nuestra capacidad innovadora, de productos nuevos, ideas, soluciones e ilusiones. Nuestra apuesta por la Ciudad Politécnica de la Innovación, una infraestructura de I+D+I de 80.000 m2 edificables para centros de Investigación que hará de la UPV el primer motor de innovación tecnológica de la Comunidad Valenciana. Nuestra decidida apuesta por el empleo de nuestros alumnos, por la cultura y el deporte.

Todo ello hace que estemos contentos de nuestro hecho diferencial universitario, ocurrido fundamentalmente en los tres últimos lustros. Vamos a seguir así, desarrollando nuestras señas de identidad y siendo una Universidad emprendedora. Para ello pido la ayuda de todos, especialmente de la Dirección General de Universidades a la que es de justicia reconocer y agradecer el esfuerzo que ya está haciendo en materia de financiación universitaria y del que estoy seguro hará en un futuro próximo pues las Universidades de la Comunidad Valenciana se merecen, y necesitan, mayores recursos. También pido ayuda de las instituciones económicas y empresariales, y de toda la Sociedad. Y a la Comunidad Universitaria, a todos vosotros, Profesores, Alumnos y Personal de Administración y Servicios, os pido además de vuestra ayuda, vuestra complicidad, para seguir desarrollando este proyecto que entre todos hemos hecho posible. Pido la ayuda en la convicción de poder devolver ciento por uno.


EMAS upv